viernes, 16 de diciembre de 2011

Las indeseables comidas de fin de año en la oficina

Llegan los primeros días de diciembre y, con ellos, la amenaza de las comidas de fin de año en las oficinas. Hay a quienes les gustan, pero en mi caso las detesto porque se organizan de compromiso, los asistentes van por obligación y además salen en un ojo de la cara.

Todo empieza cuando el jefe del área (conste que hablo de la dinámica gubernamental), ya sea por recordatorio de algún allegado que sí quiere fiesta o porque malamente se acordó, se siente obligado a organizar una comida para que todos los que están adscritos a su unidad administrativa (la burocracia de su servidora a todo lo que da con la terminología, jajaja!!) convivan.

Generalmente al ‘superior’ en cuestión le importan un bledo tanto la comida como la convivencia –en ocasiones ni siquiera sabe cómo se llaman todos los que trabajan con él–y ‘delega’ –por no decir que se deslinda– los detalles a algún entusiasta –quien le recordó del evento–.

Habiendo fecha, hora y menú, los subordinados empiezan a comentar el punto entre ellos; si se debe ir porque no hay más remedio, que si pa’ colmo los platillos no les gustan, que si van a dar la tarde libre al terminar la comida (porque en mi oficina ni eso), que si invitaron a gente de otras áreas que no viene al caso…

Y encima de todo se establece un tabulador conforme a la posición en la jerarquía laboral. Así se arrancan: al director general le toca poner tantos miles de pesos, a los adjuntos miles y tantos, a los directores otro pico, subdirectores otro ramalazo y a los jefes de departamento otro más. El resto, que son unos cuantos, va de gorra.

Ese no sería el mayor problema, el del subsidio, sino que uno, en su sano juicio, jamás pagaría esas cantidades por una triste comida, y menos con gente que no le interesa. ¿El meollo del asunto? Que casi siempre incluyen las bebidas alcohólicas, es decir, hay que financiar a los que toman aún cuando uno va por agua mineral sin hielo.

Lo más patético es que, a pesar de todos esos inconvenientes, de que la gente no está contenta con la idea del evento y que tiene mejores cosas en qué invertir su dinero, ahí van todos ‘por cumplir’.

Yo, sin pena, digo que no a las comidas de fin de año en la oficina. ¿Por qué? Porque la convivencia se tiene a diario (y más pasando tantas horas en el trabajo), cualquier día se puede uno ir a comer con la gente que le interesa (sin soplarse presencias indeseables como la del jefe mismo, por ejemplo) y porque no estoy dispuesta a financiar los alcoholes del prójimo.

Cuando me preguntan, ‘¿Vas a ir a la comida?’ y explico mis razones para no hacerlo, a la gente no le queda más que asentar con la cabeza y poner cara de ‘¿Por qué no me atrevo a hacer eso?’. Porque la experiencia me ha demostrado que ir a esos eventos a la fuerza: a) ni suma puntos para un ascenso; b) ni da mayor popularidad ante los demás; c) ni aporta al bolsillo familiar.

Nota: y no por lo anterior soy una ‘grinch’, para nada!!, pues si algo disfruto en la vida son las fiestas navideñas con mis seres queridos. Y es en este colofón donde aprovecho para desearles lo mejor, dense tiempo para las celebraciones y que 2012 sea un año de verdaderos cambios (pero para bien…!!).

viernes, 9 de diciembre de 2011

Al son del mariachi

Como era de esperarse lo hicimos una vez más: durante la Sexta Reunión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, celebrada los últimos días de noviembre en Bali, Indonesia, el mariachi fue declarado patrimonio cultural de la humanidad.

Los expertos del Comité decidieron otorgar el reconocimiento porque el mariachi es una tradición que se ha transmitido de generación en generación y se le ha recreado constantemente durante eventos festivos, religiosos y sociales, reforzando el sentido de identidad y continuidad de sus comunidades portadoras, tanto en México como en el extranjero.

Celebro ese tipo de acontecimientos porque muestran que hay cosas que trascienden el plano material, que dejan a un lado rencillas, que continúan a pesar de los problemas y que forman parte de la esencia de las comunidades. Porque una persona puede cambiar de lugar de residencia, de nivel socioeconómico, de estado civil o de empleo, entre muchas transformaciones de vida, pero lleva siempre consigo un cúmulo de elementos que no pueden ser enajenados porque se llevan en lo más profundo.

Eso es el patrimonio cultural inmaterial, manifiesto en las artesanías, festividades, conocimientos empíricos, gastronomía, música y danza, es algo inherente a la identidad y que se transmite de generación en generación.

Tal es el caso del mariachi, pues uno puede estar en otro país o conviviendo con extranjeros y al escuchar ciertos acordes interpretados en conjunto por violines, guitarra, vihuela, guitarrón y trompetas se percata al instante que se trata de esa música, aquella con la que uno se identifica como mexicano –porque hay que señalar que aunque las manifestaciones culturales inmateriales son tan variadas como lo es nuestra diversidad, lo cierto es que el mariachi, los charros y el tequila se han erigido como los grandes iconos de la mexicanidad–.

Y me lleno de emoción al pensar en el momento en que se otorgaron las declaratorias –porque también se extendieron al fado portugués, la equitación tradicional francesa, los conocimientos de los chamanes jaguares colombianos y el duelo poético chipriota Tsiattista, entre otras–, pues luego de los discursos, los aplausos y la formalidad, se abrieron las puertas del recinto donde sesionaban para dar paso a la irrupción triunfal, vibrante e intensa de un mariachi entonando el emblemático ‘Son de la negra’, sellando con un auténtico broche de oro musical las sesiones de trabajo del Comité.

Enhorabuena, mexicanos, que este reconocimiento es para orgullo de todos nosotros!!

viernes, 2 de diciembre de 2011

La otra infraestructura

El día de mañana se celebrará el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Destaco la fecha porque ahora que tenemos a Lety y necesitamos cierta infraestructura para su carriola nos damos cuenta que al menos esta ciudad no está hecha para personas con necesidades especiales.

Un ejemplo son las banquetas: muy pocas tienen las condiciones que se requieren para circular con algún tipo de ‘microvehículo’, llámese silla de ruedas o carrito infantil, ya que son muy angostas, o el pavimento está levantado por las raíces de los árboles, o no hay rampas para subir y bajar de ellas (y si las hay no faltan los autos que las obstruyen).

Otro son las escaleras: prácticamente todo tiene escalones, qué terrible. En ocasiones, cuando van dos o más personas acompañando al ‘microvehículo’, en caso necesario se levanta simultáneamente de adelante y atrás y se logra el desplazamiento. Pero cuando va una persona, ni modo que quien va a bordo vaya dando tumbos de escalón en escalón (además eso puede ser peligroso).

Si se corre con suerte hay elevadores en algunos sitios, llámense centros comerciales, salas de concierto, librerías, hospitales o museos. Sin embargo, aunque se especifica que discapacitados, adultos mayores y personas con bebés tienen la preferencia, lo cierto es que pocos respetan y hasta se apuran para ganar el lugar dentro del ascensor y cerrar las puertas para abusar a expensas de su anonimato.

Y concretamente en materia de infraestructura exclusiva para bebés, lo cierto es que se adolece de espacios para cambiarles el pañal o alimentarlos cuando uno está fuera de casa. En el primer caso, no todos los baños de espacios públicos cuentan con cambiadores (en ocasiones ni baños hay…) , y si los tienen, como en algunas tiendas, muchas veces están en medio de las puertas de los demás baños y uno queda ‘de salero’ con todo y crío. El colmo es que ni siquiera en instalaciones de gobierno, que es donde se debería ir a la vanguardia en esos temas, se tienen condiciones adecuadas.

Por ejemplo, cuando fuimos a una clínica del ISSSTE para vacunar a Lety, tuvimos necesidad de cambiarla, pregunté si había un cambiador y luego de verse con cara de interrogación, dos enfermeras me dijeron ‘Pues en una banca’, voltee a ver a mi alrededor y como no vi claro volví a dirigirme a ellas ‘Y dónde está esa banca’, y las tipitas ‘Pues cualquiera de esas’, señalando esos grupos de pseudo butacas individuales, unidas mediante una base de metal, duras como pata de muerto, que ponen en ciertas oficinas públicas, como si ahí se pudiera maniobrar…

Y de la comida ni hablar, debe uno darse por bien servido si encuentra lugar en el área de comida rápida del centro comercial o si se topa con una banca disponible para proceder a la papilla o la mamilita, muchas veces con la incomodidad de no tener dónde poner al pequeño o dónde apoyarse.

En ambos casos, la carencia se puede amortiguar cambiando al bebé en su carriola o dándole de comer en la silla del auto. Pero yo digo, ¿y qué hacen aquellos que no disponen de recursos para adquirir ciertos adminículos, o los que andan a pie o en el transporte público? Porque las necesidades de discapacitados y bebés no corresponden a un sector con cierto poder adquisitivo, sino que la infraestructura especial debería ser accesible a toda la población.

Y ahora que estamos más conscientes que nunca de esas carencias, me quito el sombrero ante todo aquel que ante la adversidad física sale adelante y se desplaza sin importar que no existan las condiciones adecuadas para hacerlo. Si no, a darse una vuelta por el metro para asombrarse con todos los invidentes y minusválidos que por necesidad utilizan ese transporte: sinceramente, mis respetos…

viernes, 25 de noviembre de 2011

La crisis de una tradición

Una de nuestras tradiciones familiares más especiales es preparar lasagna de atún como parte de la cena de Navidad. La elaboración es todo un ritual que disfrutamos inmensamente, desde comprar la pasta en el supermercado hasta cocerla, integrar los ingredientes de la salsa, dejar sazonar a fuego lento, rallar el queso, formar las capas y el día de la celebración hornearla hasta gratinar, mmm. Cada una pone su granito de arena y el resultado, modestia aparte, es simplemente delicioso.

A sabiendas que la pasta se debe comprar con anticipación porque llegado diciembre puede escasear, nos dispusimos a principios de este mes a buscar los paquetes de lasagna marca Pinerolo en los anaqueles de Superama; a ver, a ver, dónde están las cajitas alargadas típicas de esa marca… no las veo… Bueno, probablemente no había ahí, pero sí en otro súper, pues no falta que terminen los contratos con algunos proveedores y dejen de surtir en ciertas cadenas.

Fuimos a Mega Comercial Mexicana… y el mismo desabasto. Eso ya no era normal, porque de plano la lasagna no era el único faltante, sino que el spaghetti, paglia e fieno y el fetuccini, que son algunas de las pastas Pinerolo, brillaban por su ausencia.

Otra alternativa era ir a Wal Mart. Ahí nos dirigimos la semana pasada con esperanza de encontrarla, pero de plano tampoco hubo. Mi mamá le preguntó a una tipita que trabajaba ahí si sabía qué había ocurrido con las pastas Pinerolo y ni siquiera le sonó. Es decir, no se trataba de escasez, sino de la desaparición de la marca.

Bueno, había que agotar la última opción, que era preguntar en la tiendita Macma que está a la salida de ese súper si ellos tenían todavía pastas –y es que Pinerolo es parte de la empresa galletera, lo mismo que los chocolates Ferback–. Ahí confirmamos nuestras sospechas: Pinerolo ya no existe y Macma está en quiebra…

Qué mal rollo, oh decepción… y es que las ‘lasagne’ que han introducido al mercado son láminas cortas y algunas tienen formato rizado, así que no tiene mucho que ver con nuestra tradicionalísima lasagna navideña. Y a sumarle lo de las galletas… y es que esos productos llegan a acompañar grandes ocasiones de nuestra vida, como las Navidades con lasagna y los helados con un crujiente barquillito.

Incluso César, cuando festejamos mi primer cumple ya estando juntos, me regaló una caja de deliciosas galletas Macma cubiertas de chocolate, mmm, además de unos moldes para hacer nuestras propias galletas.

Lástima, esas marcas se convirtieron con el tiempo en parte importante de nosotros y ahora no existen más. Sin embargo, de aquí en adelante formarán parte de nuestra memoria emocional, como es el caso de los lacitos de Agar (que le encantaban a mi mamá), los chocolates Presidente, los saborizantes de agua Perk y los chicles Freshenup.

(Eso sí, no dudo que en algún momento resurjan de las cenizas, aunque es muy probable que, aunque así sucediera, sería bajo el auspicio del tipo de empresas que se aprovechan de la nostalgia para sacar jugo del mercado, como pasó con la marca de refresco Yoli que compró Coca Cola, o los helados Bambino que compró Nestlé).

viernes, 18 de noviembre de 2011

'Black Friday' de petatiux

El día de hoy dará inicio lo que han llamado ‘El Buen Fin’, en el que las empresas ofrecerán descuentos especiales con objeto de beneficiar a los consumidores y, de esa manera, reactivar la economía nacional.


Prácticamente la misma medida se lleva a cabo anualmente en Estados Unidos con el nombre de ‘Black Friday’, que es el viernes inmediato al jueves de Acción de Gracias, el cual marca el inicio de la temporada navideña. Se le denomina así, ‘Viernes Negro’, porque supone que con el aumento de las ventas derivado de las ofertas, los comerciantes pasan de números rojos a números negros, es decir, eliminan el déficit de sus finanzas.


Allá, el ‘Black Friday’ es una verdadera locura, con la gente desbocándose en las tiendas –literalmente sí se da que las personas esperan la apertura de los comercios amotinados en las puertas y entran corriendo, de acuerdo a imágenes televisivas– y aprovechando descuentos de 50%, 60% o 70% sobre los precios originales.


Aquí no se sabe con certeza cómo va a estar ‘El Buen Fin’, porque la página que habilitaron para informar al consumidor sobre las tiendas participantes, las promociones y los artículos es bastante deficiente, muy pobre, y si en eso consistirá la oferta, pues valiente oferta. Pero no hay que juzgar a priori, sino que habrá que esperar cómo se desarrolla para tener el balance.


Eso sí, que no vayan a salir únicamente con promociones de meses intereses (que esa facilidad se tiene todo el año) o monedero electrónico (típico de las ventas nocturnas), sino que apliquen verdaderas reducciones a los precios.


En el mercado estadounidense está comprobado que comprar con descuento sí implica un ahorro. Y que nos digan a nosotros, que nos hemos vuelto ‘masters’ en artículos para bebés y que hace un año encontramos cosas buenísimas en las tiendas al otro lado de la frontera, aun sin el contexto del Thanksgiving.


Por ejemplo, aquí no es fácil encontrar escurridores para mamilas y los que hay, en Palacio de Hierro, cuestan en promedio 450 pesos. En EU encontramos uno en 8.5 dólares (menos de 100 pesos en su momento), con mejor diseño y más práctico por uso de espacio. Allá compramos un paquete de 10 baberos por 13 dólares (unos 150 pesos) y aquí cada uno cuesta entre 75 y 100 pesos.


Otro caso fue el de las cangureras, que en Babies R’ Us compramos una en 20 dólares (240 pesos), misma que en Liverpool estaba en 500 pesos. O uno más: allá mi mamá le compró a Lety tres gorritos para cuando saliera del hospital por 5 dólares (60 pesitos), mientras aquí consigues uno solo en 90 pesos. Todo de excelente calidad.


Como pueden ver, ganas no nos faltan para volver a ese paraíso de las compras, jajaja. Eso sí, el chiste no es pagar por comprar, pues los costos de transportación aérea y hospedaje se llevarían los ahorros en precios. En esos casos, la cosa es seleccionar destinos con atractivos para vacacionar, al tiempo que se aprovecha la cercanía con algunas tiendas.


Sin embargo, como no tenemos contemplado ir pronto a San Diego, San Antonio o McAllen, habrá que darse una vuelta por ‘El Buen Fin’; con suerte y es el inicio de nuestro ‘Black Friday’ de petatiux.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Valiente posicionamiento

La semana pasada César estuvo comisionado en la Conferencia General de la UNESCO, en la mismísima sede de esa organización. Una de las partes de mayor relevancia era la votación que se llevaría a cabo para admitir a Palestina como un miembro más, con voz y voto, a pesar de que no forma parte todavía del la ONU.

El caso sonaba interesantísimo e incluso provocador: lo primero porque hay precedente de países que primero han sido admitidos en la UNESCO y luego son reconocidos por Naciones Unidas, y lo segundo porque países como Estados Unidos e Israel amenazaron con retirar sus contribuciones financieras si la votación era favorable a Palestina.

La expectación era grande y el momento de votar había llegado. César me mantenía al tanto a través de mensajes al celular (por cierto, no dejo de maravillarme de lo que se puede hacer en materia de comunicación gracias al avance tecnológico constante!!). Se hizo el sorteo para ver quién votaría primero, pasaba un país, otro y otro, y por fin tocó el turno a México, del que se esperaba un ‘a favor’ rotundo, contundente, mostrando pleno compromiso con causas como la palestina.

El representante permanente de nuestro país ante la UNESCO, Embajador Carlos de Icaza, desde su lugar, se acercó al micrófono, inclinó la cabeza y dijo ‘abstención’. ¿¿¿¿Pero qué estaba pasando, cómo que México se salía por la tangente de esa manera???? Oh decepción…

Como era de esperarse, una considerable mayoría se puso de pie y ovacionó la decisión de admitir a Palestina, a pesar de las represalias presupuestales que pondrán en dificultades a la UNESCO –22% de EU más 3% de Israel no son asunto menor–. Eso sí, con la frente bien alta. En cambio México, siempre a expensas de quedar bien con ‘el vecino del norte’, decepcionó a propios y extraños, pues la expectativa era otra.

Así, yo me pregunto, ¿cuándo va a madurar este país para hacerse responsable de tomar sus propias decisiones, sin importar el ‘qué dirán’?, ¿cuándo se actuará con firmeza y autodeterminación asumiendo las consecuencias de los actos que se realizan motu proprio?

Y si lo vemos con detenimiento, ese comportamiento ‘agachón’ y débil inicia en la sociedad misma. Por ejemplo, a la gente le da pena decir que no, aun en contra de lo que verdaderamente piensa o siente, pero prefiere quedar bien con el otro que dar pie a lo que se pueda decir.

En el caso Palestina/UNESCO ya no hay mucho que hacer porque lo hecho, hecho está; sin embargo, la política exterior de México debe ser más contundente y definida para recobrar espacios perdidos en la escena internacional e incluso regional. En lo individual, tomemos nota y actuemos en consecuencia en los procesos electorales por venir, que son una forma de actuar y asumir el costo o beneficio de nuestras decisiones.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Celebrando los Juegos Panamericanos (o ‘Hasta que dimos el ancho’)

Ya van a cumplirse dos semanas de clausurados los Juegos Panamericanos de Guadalajara, y aunque no pude ver muchas de las competencias, el medallero demostró que ahora sí se tuvo nivel.

Algunos detractores dirán ‘claro, ganaron porque sólo se compitió con deportistas del continente y no de todo el mundo’, pero lo cierto es que se usan los mismos estándares internacionales que en los Juegos Olímpicos o en los Mundiales de cada disciplina para calificar los resultados.

Y no sólo lució la parte deportiva, sino también la organización en sí misma: los recintos, la villa panamericana, las premiaciones (por cierto, qué buena puntada la de dar las medallas junto con las mascotas en peluche!!) e incluso la imagen general del evento, todo fue como de primer mundo.

Los mismos amargados afirmarían ‘naturalmente, si seguro contrataron por una cuantiosa fortuna a un extranjero para crear el concepto’, que fue integral e incluyó el montaje, con utilización de tecnología de punta, y coreografías de excelencia.

Pero sin importar costos –que de cualquier forma hubieran pagado un dineral sin considerar la calidad del producto ni la nacionalidad del que prestara el servicio–, la verdad es que qué bien se hizo, porque en todo momento se destacaban elementos de la mexicanidad, de lo jalisciense (recordemos que buena parte de los iconos de lo mexicano son de Jalisco: el tequila, el mariachi, el charro), tales como la presencia de agaves en los estadios, los rebozos portados por las edecanes y los vestidos de las chicas que intervinieron en la ceremonia de inauguración.

Lo más paradójico es que entre los detractores y más amargados se encuentra Mario Vázquez Raña, añejo personaje del medio deportivo de nuestro país, que se atrevió a decir previamente al inicio de las contiendas, ‘Yo no voy a decir que serán los mejores Juegos Panamericanos de la historia, para nada… digo, ojalá que pudiera decirlo porque es mi país, pero ya veremos, no creo’.

¿¿¿Qué onda con el ñor, cómo dijo eso siendo miembro del comité organizador??? Buena parte de la respuesta se obtuvo en la clausura, en la que se echó un discurso bastante penoso, haciendo gala de la ‘chochez’ (se le podría denominar ‘demencia senil’ o algo similar, pero los eufemismos salen sobrando en este caso) que lo está caracterizando; se equivocó hasta en la hora a la que estaba cerrando formalmente el evento y dijo ‘Declaro clausurados… muchas gracias’, y no dijo ni qué ni nada, qué patética intervención…

(Como dijo mi mamá, pobre ñor, en serio que por dignidad no debe salir más haciendo ese tipo de papelazos…).

Finalmente, en retrospectiva, hice conciencia de lo que se erogó para la realización del evento y lo complicado que debió ser coordinar a tantas partes nacionales e internacionales: presencia de entes gubernamentales tanto federales como locales, protocolo del más alto nivel, logística aeroportuaria, etc… uf, qué tal!! Todo lo anterior como una bocanada de aire fresco en medio de nuestro desolador panorama nacional…

viernes, 28 de octubre de 2011

Redescubriendo el horario de invierno

Siempre he afirmado que mi horario favorito es el de verano: se disfrutan más horas de luz, hace calorcito y oscurece tardíamente, después de las 20 hrs., así que regresamos del trabajo con la sensación de que todavía se pueden hacer otras cosas.

En cambio, llegado el invierno, es medio tristito salir de la oficina, dirigirse a la parada del autobús en medio de la incipiente oscuridad y sentir que el día ha terminado sin siquiera estar en casita (aunque salga uno a la misma hora que en verano).

Sin embargo, en la antesala del horario de invierno, he ido descubriendo que éste, con su clima templado, también tiene su lado especial, y más ahora que está Lety!! A continuación comparto con ustedes algunos de mis motivos para redescubrirlo:

- El invierno anuncia que la Navidad se acerca.

- La oscuridad invernal de la tarde-noche da oportunidad de pedir un deseo a la luna o a la primera estrella que aparece en el cielo.

- El frío es propicio para acurrucarse en las sábanas de franela.

- Mirar la oscuridad exterior a través de las ventanas de casita es el escenario perfecto para hornear un pastel.

- Terminar la jornada laboral y salir cuando ha oscurecido permite disfrutar la iluminación navideña de las calles.

- El aire frío es buen pretexto para usar un lindo gorro o ponerse el abrigo.

- El invierno da pie a tomar ricas bebidas calientes como ponche o chocolate.

-Entrar a un cálido lugar luego de estar en la fría y oscura intemperie da una sensación reconfortante.

- Con la oscuridad invernal dan ganas de sentarse en la sala, encender velas y pasar un buen rato con los seres queridos.

Y lo que más me emociona de todo esto es pensar en la carita que pondrá Lety al momento de encender el árbol de Navidad, en pleno horario de invierno!! (eso sí, a ver qué tal con las 'nuevas' horas para comer y dormir, porque para ella no hay reloj más preciso que el hambre y el sueño!!).

martes, 25 de octubre de 2011

Ciclos históricos

El devenir histórico de la humanidad está conformado por ciclos: surgimiento y decadencia de países potencia, inicio y fin de una guerra, auge y declive de un personaje… y así ha sido por los siglos de los siglos.

Uno de esos periodos inició indudablemente en la década de los sesenta del siglo XX, cuando se vivió una efervescencia mundial de críticas y cuestionamientos; muchos países africanos lucharon por su independencia, se registraron innumerables revoluciones y jóvenes de todo el mundo protestaron en contra del statu quo.

Así fue como entraron a escena Euskadi Ta Askatasuna (mejor conocida como ETA) en España, en 1968, y Muamar el Gadafi en Libia, un año después. Y justamente la semana pasada, ambos llegaron a su fin (o al menos eso se espera…).

ETA surgió como una organización vasca, de fundamentos independentistas, nacionalistas y marxistas leninistas, con la convicción de que la lucha armada sería el medio para consolidar el país vasco.

Inicialmente contaban con el apoyo de la población al ser considerados opositores al régimen franquista. Sin embargo, sus extorsiones, asesinatos y secuestros, cada vez más frecuentes y violentos, los han llevado a la lista negra, siendo desaprobados por una extensísima mayoría porque civiles inocentes han pagado los platos que rompen.

Por su parte, Gadafi encabezó la revolución libia que puso fin al reinado de Idris I, transitando así a la República Árabe Libia, de corte socialista, con su consabida nacionalización de empresas, bancos e industrias.

Este polémico personaje, antioccidental y antiimperialista, que llegó a apoyar las causas terroristas del mundo árabe, estableció una dictadura que lo convirtió en el todopoderoso de su país, cayendo en toda clase de excesos y oprimiendo al pueblo libio por décadas.

Ahora, de forma simultánea, estando debilitada su base, ETA anuncia el fin de su actividad armada y Gadafi muere de un balazo en la cabeza. ¿Qué podemos esperar, se trata realmente del final? De esos ciclos como tales sí, aunque las fases que están por venir tanto en España como en Libia pueden tener visos de herencia de esos actores, por las estructuras que conformaron durante tantos años.

En ambos casos se debe tener cautela, mucha cautela: en otras ocasiones, los etarras han anunciado alto al fuego que terminan por incumplir. Además, aun cuando se produzca un cese definitivo de la violencia, los familiares de las víctimas exigen algún tipo de compensación o arrepentimiento público por sus actos, algo que no se ha dado.

En el caso de Gadafi, habrá que ver si alguno de sus hijos no pretende hacerse del poder (aunque es innegable que le sería muy difícil lograrlo) y cuál va a ser la actitud de la comunidad internacional frente al nuevo régimen: recordemos que hay petróleo de por medio y que los países desarrollados de Occidente siempre se han hecho de la vista gorda con tal de satisfacer sus intereses económicos.

viernes, 7 de octubre de 2011

En el hoyo y siguen cavando…

Entre las múltiples ‘bondades’ que se han dado en mi oficina, la constante han sido los robos: desde celulares y computadoras portátiles hasta aparatos telefónicos fijos (que son de la propia institución…) y comida del refrigerador (literalmente qué muertos de hambre, jaja).

El hurto más reciente se registró la semana pasada cuando a una chica de servicio social le volaron el Blackberry. Como todos hemos hecho ante situaciones como esa, se procedió a informar lo ocurrido a la Dirección General de Protección Civil (mejor conocida como Seguridad), que una vez más no sirvió para bendita cosa.

Todo pareciera muy serio: luego de emitida la denuncia, personal de Seguridad –conformado por un funcionario administrativo y uno o dos ‘polis’– realizan un recorrido por la zona donde se registró el robo. Y rodean, se agachan, observan todo alrededor y le hacen mucho al cuento mientras preguntan ‘¿A qué hora fue, quién se sienta cerca, ya había sucedido antes?’, etcétera etcétera, y aunque dicen que estarán pendientes, lo cierto es que el asunto ahí queda.

En esta ocasión surgió un elemento nuevo que podía ser contundente para sorprender al ladrón; resulta que hay unas cámaras a la entrada del piso que alcanzaron a captar cuando una persona se acerca al lugar de la agraviada y se va apresuradamente. Todos dijimos ‘Ajá, o sea que finalmente pondrán en evidencia a los ladronzuelos de este lugar, qué barbaridad, y ojalá tomen cartas en el asunto y a la calle con el personaje’.

La chica nos contó que le enseñaron los videos y ella dijo ‘Creo que sé quién es’, y de manera inquisitiva, casi amenazadora, le dijeron ‘Pero está segura, cien por ciento segura’, ‘Me parece que sí’, ‘Y habrá que ver si es alguien del sindicato, porque no queremos problemas. Bueno, pues tomaremos las medidas pertinentes’.

Todos esperábamos algo contundente, que se viera que la gente no puede andar por la vida robando al prójimo como cualquier cosa. En eso, a los pocos días, llega uno de Seguridad a la oficina, se para en medio de todo y dice ‘Su atención, por favor, su atención: se les suplica que guarden bien sus cosas y no las dejen sobre el escritorio. Es por su seguridad’.

En pocas palabras, ¿qué fue eso, para qué sirvió el proceso? Está bien que la prevención es la primera medida a impulsar para evitar cualquier anomalía o contratiempo, pero si el delito ya se había cometido ¿por qué no indagar con base en los videos, por qué no poner más cámaras en lugares estratégicos, por qué siempre la salida fácil?

Ah, porque incluso hay quienes dicen ‘Mona tonta, para qué dejó el Blackberry sobre el escritorio, a quién se le ocurre’. Pero lo cierto es que nadie tiene por qué tomar lo que no es suyo, así fuera un fajo de billetes, joyas o un coche con la llave puesta.

Como ejemplo recordé que hace unos años decían que en Japón se ponen a disposición de la ciudadanía contenedores llenos de paraguas en época de lluvias, los cuales son devueltos al rato o el día siguiente por los usuarios (igualiiiito que aquí...).

En serio que en ese microcosmos laboral uno se da cuenta por qué el mexicano está en el hoyo y no contento con eso sigue cavando: porque no hace valer las normas, porque no se hace responsable ni se involucra, porque abusa de todo y porque todo eso lleva a pensar que denunciar o levantar la voz no sirve de nada, llevando a la apatía absoluta.

(Eso sí, yo digo que si alguien tiene hambre y se da cuenta que el prójimo tiene comida, ¿por qué no mejor pedirla en lugar de hurtarla? Lo peor es que una vez el ladrón de la oficina vio una rebanada de panqué casero en un escritorio, se comió el centro y dejó en la servilleta la orilla doradita del pan: qué tal, ratero cínico que no gustó del menú, jajaja).

viernes, 30 de septiembre de 2011

El Estado palestino: o todos coludos o todos rabones

Hace unos días, Mahmud Abbas, Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, presentó ante la Asamblea General de Naciones Unidas su petición formal para formar parte de esa organización como Estado de pleno derecho.

Muchos diplomáticos se pusieron de pie y aplaudieron, otros optaron por la mesura y mantuvieron la calma. Sólo un pequeño grupo de funcionarios fruncieron el ceño en señal de desaprobación; claro, me refiero a la representación de Israel ante la ONU.

A mi juicio, ese momento se esperaba desde hace tiempo, pero no se sabía cuándo ocurriría. Y a pesar de que es bien sabido que por motivos religiosos, culturales e históricos los israelíes se indignarían cuando los palestinos se manifestaran en ese sentido, lo cierto es que siempre me ha resultado irritante la doble moral de los judíos –y hablo de judíos más que de israelíes porque finalmente todos se unen en torno a la misma causa, y son judíos antes que cualquier nacionalidad, valor o imaginario colectivo–.

¿Por qué tanta intransigencia cuando ellos, en 1948, hicieron lo mismo al proclamar el nacimiento del Estado de Israel; por qué creen tener más derechos que los otros; por qué el doble discurso a partir del holocausto; por qué se la viven victimizándose?

Eso sí, ellos no son los únicos con doble moral en todo esto: los demás países los reconocieron inmediatamente por los fuertes intereses económicos que los grupos judaicos tienen por doquier, y como los palestinos no tienen ‘en qué caerse muertos’ (es decir, ni grupos pudientes, ni petróleo, ni recursos naturales, ni nada que deje dinero) a nadie le interesa si existen o no.

Lo anterior me lleva a recordar que hace unos años, la comunidad judía a nivel mundial puso el grito en el cielo cuando el escritor portugués José Saramago comparó la ocupación israelí de la ciudad palestina de Ramala con los campos de concentración de Auschwitz.

Naturalmente el escándalo tuvo gran eco y todos los judíos del orbe se pronunciaron en contra del Nobel. Cuando leí la nota en el periódico Reforma decidí escribir a la sección de cultura manifestando mi apoyo a Saramago y coincidencia con lo que dijo, porque no se vale que los judíos sigan citando los horrores de los campos de concentración nazis cuando ellos tienen en condiciones similares o aun peores a algunos poblados palestinos.

Tampoco se vale que utilicen tanques y armas de alto calibre al ser atacados con piedras por niños y jóvenes palestinos, o que invadan – cual paracaidistas mexicanos– territorios palestinos para ir ganándoles terreno a su de por sí precario espacio, o que tengan arrinconado a todo un pueblo porque destruyen su infraestructura, bloquean sus intercambios comerciales y prohíben toda posibilidad de desarrollo social y humano.

En aquella ocasión me publicaron y toda la cosa, jaja, ante tan combatiente argumento presentado, y un fulano se indignó mucho (seguro judío) y me contestó diciendo que por qué Saramago, si tanto compromiso tenía con las causas polémicas, por qué no se pronunciaba en relación a otros temas.

No recuerdo si hice o no el intento por responderle, pues seguro el diario tampoco se iba a prestar a un duelo de posturas como ese, pero en la siguiente parte de la discusión yo le hubiera dicho que los judíos están tan ensimismados que no se involucran en ninguna otra causa: ni de China contra Tíbet, ni de Rusia contra Kosovo, por mencionar dos de los más emblemáticos. Eso sí, el hecho de que se hubiera tomado la molestia de responder fue porque le enchiló mi crítica, jaja, y con eso me di por bien servida.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Dependencia médica

Mañana será un día memorable: la pequeña Lety comenzará a comer fruta, además de la leche que ha venido tomando desde que nació. Escogimos la pera para iniciar por ser ligera y de suave sabor. Posteriormente vendrán la manzana, el plátano, el durazno y la papaya antes de la siguiente cita con el pediatra, en la que nos indicará el nuevo menú que incluirá verduras.

Al momento de planear las comidas diarias y centrarse en la dinámica de los sólidos surgieron varias preguntas: ¿qué cantidad se le da en cada comida, cuánta fruta se requiere para hacer una papilla, qué pasa si le da hambre entre comidas, la fruta va cruda o cocida?...

Como sucedió alguna vez le escribí por correo electrónico al pediatra, método que se me hace bastante bueno para comunicarse con un médico porque no ‘enchincha’ uno por teléfono ni utiliza el celular sino sólo para una emergencia, pero al mismo tiempo no se queda con las dudas.

Sin embargo, en esto de las papillas, como dijera la canción del barquito ‘pasaron una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete semanas’ –que en nuestro caso no fue más que una sola–, pero nada que el doctor contestaba. Le volví a enviar el correo pasados 8 días, pero en vista que seguía pasando el tiempo y no tenía respuesta, de plano tuve que llamarle al consultorio.

El problema ahí fue la dictadora del teléfono, su secretaria, que parece que su consigna es evitar a toda costa que uno hable con el médico; ‘el doctor no ha llegado y ya tiene pacientes esperándolo, llame después’, ‘a qué hora lo encuentro disponible, ‘dentro de X tiempo’, llama uno a la hora indicada y ‘ya no está, se acaba de ir’.

Día siguiente. Después de mucho pensarlo me animé a volver a llamar, ‘buenos días, quisiera hablar con el doctor’, ‘está en consulta, hable más tarde’, ‘a qué hora recomienda que vuelva a llamar’, ‘en media hora’, hablo en ese plazo y ‘no, el doctor llegó tarde y tiene otros tres pacientes esperándolo. Llame más tarde’, ‘es que no quiero que se vaya antes de hablar con él. A qué hora hablo’, ‘en otra media hora’.

Y después de dos llamadas desistí –eso sí, que ni crea la tipa esa que se va a ir invicta, porque la próxima vez que veamos al doctor la voy a reportar, ¿qué tal si fuera una emergencia?–, pero no por la actitud de la fulana (de perro de cochera) ni por el doctor (que no sé para qué da su dirección electrónica a los pacientes cuando no está dispuesto a responder… o tal vez por eso lo hace, jaja, para quitárselos de encima), sino porque caí en cuenta de una cosa: el sentido común y el instinto maternal dan respuesta práctica a buena parte de las preguntas que teníamos.

Por ejemplo, ¿qué cantidad comerá? Lety dará la pauta al indicar que ya está satisfecha; ¿cuánta fruta se requiere por papilla? Será de acuerdo a la cantidad que coma; ¿fruta cruda o cocida? Dependerá del tipo de fruta.

Y es que pensé que la historia ha estado llena de mamás y no ha habido necesidad de depender enteramente de lo que diga el doctor para seguir adelante: simplemente se va adquiriendo conocimiento sobre la marcha y ya está, sin tanto agobio.

(Eso sí, como no encontré respuesta a la pregunta de qué hacer si a Lety le da hambre entre comidas, tuve que llamar una tercera vez al consultorio; naturalmente el doctor acababa de irse, pero al menos me dijeron que él estaba al tanto de mis llamadas y que le hablara al celular porque no había podido esperarse en el hospital, jaja).

viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Qué estábamos haciendo hace 10 años?

Era una mañana normal de martes, en la que Lita, mi mamá y yo desayunábamos en casa mientras oíamos las noticias en radio. De repente, Gutiérrez Vivó dijo ‘Parece que hay un incendio en una de las Torres Gemelas’. Como entonces el programa ‘Monitor de la Mañana’ también se transmitía en televisión, fuimos a la recámara a ver qué pasaba en Nueva York, y con mayor razón luego de que hacía tres meses que habíamos estado ahí.

Las imágenes estáticas, sin el más mínimo parpadeo de las cámaras, mostraban humo saliendo de la parte alta de uno de los rascacielos. La narración del periodista hablaba de un accidente o de la posibilidad de una bomba, daban el antecedente de los atentados en Oklahoma en 1995 y en dos embajadas estadounidenses en África en 1998, y se hacía hincapié en la gravedad implícita en un ataque al corazón del comercio mundial.

De repente se registró un movimiento: se trataba del sobrevuelo de un avión cerca de las Torres Gemelas. Seguro a nadie nos pareció extraño dado que la toma de las cámaras se dirigía a las alturas y no se veía el nivel de calle, sino únicamente el cielo. Lo que sí fue bizarro fue que todos vimos pasar el avión cerca de los edificios, pero nunca lo vimos salir para reaparecer en el espectro visual.

Inesperadamente se generó un estallido. Hubo fuego y mil pedazos volaron por los aires. ¿Qué habría pasado, acaso una nueva explosión en el WTC neoyorkino producto del agravamiento de la primera? Confusión, mucha confusión en todo eso…

Conforme pasaron los minutos se fueron atando algunos cabos y se hizo evidente que el avión nunca se vio pasar al otro lado de la pantalla porque se fue a estrellar a la otra torre y lo que explotó no fue otro piso de ésta sino el avión y el edificio ante el impacto.


Minutos más tarde, los dos colosos de más de 100 pisos se desplomaban irremediablemente sobre Manhattan, dejando a su paso una enorme nube de polvo, vidrios, angustia y desolación, mostrando la fragilidad del ser humano y su mundo.

Ahora las cosas parecían un poco más claras: se trataba de un atentado premeditado, sin precedentes, en el cual se utilizó un avión comercial como arma. De esa forma, en todo el orbe presenciamos en vivo y en directo, en el más real de los tiempos, el atentado más cruento y espeluznantemente genial de la era global, marcando el inicio de lo que sería la paranoia terrorista del siglo XXI.

El día se llenó de sensaciones contradictorias, como si pasara y no pasara a la vez. Así, César y yo nos vimos en la parada del camión escolar como todos los días, comentamos lo sucedido y no encontrábamos una explicación lógica. Llegando a la escuela, el ambiente era de tristeza y desconcierto: ¿cómo es posible que el ser humano sea capaz de dirigir su ingenio a cosas tan perversas, por qué tanto odio, por qué no canalizar esa energía en algo positivo?

En las aulas lo mismo, al grado que el profe en turno se declaró incapaz de dar clase en un ambiente como el que imperaba, y nos limitamos –si a todo eso se puede calificar de limitado– a hablar de lo sucedido. El resto de la historia, al menos en la parte que va, ya la conocemos…

Y a diez años de ese día, el terrorismo sigue azotando a la humanidad. Tal vez no en hechos, pero sí en el acoso psicológico que dejó sembrado aquel 11 de septiembre (y qué me dicen de la situación actual de nuestro pobre México: luego del incendio en el Casino Royale de Monterrey, de los narcobloqueos y otros absurdos, aquí, parece que el asunto apenas comienza…).

viernes, 2 de septiembre de 2011

¿Qué gusto? Sí, cómo no…

Hace dos semanas tuve un evento de dos días en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Estando en un receso, en el área de conferencias, pasó una tipita que conocimos en el ITAM, acompañada de otros funcionarios. El diálogo sucedió más o menos de la siguiente manera:

Tipita: (abriendo los ojos a todo lo que da) ‘Ay, pero qué gusto verte, ¿cómo estás, dónde andas?

Yo: ‘Hola, todo bien, con un evento del trabajo, que estoy en SEDESOL. Tú qué tal’

Tipita: ‘Bien también, aquí en Cancillería. Oye, en serio que qué gusto, qué gustazo me da verte… ¿Alejandra, verdad?’

Yo: ‘Leticia’.

Tipita: ‘Ah, sí, Leticia… Oye, y cuéntame, cómo está (con cara de que estaba forzando la memoria)… tu novio, esposo…

Yo: ‘César’

Tipita: ‘Ah, sí, César…’

Yo: ‘Bien también, gracias. Estamos felices porque nació nuestra hija’

Tipita: ‘Qué gusto, qué bueno, muchas felicidades’

Y dirigiéndose a sus acompañantes dijo ‘Con ellos estuve en varias clases, pero me acuerdo bien de la de Japón, sí, la de Japón, muy buena clase, fueron buenos tiempos’

Y reanudando nuestra conversación (si a eso se le puede llamar así) ‘Ay, déjame darte una tarjeta para que sigamos en contacto, no hay que perdernos la pista. Bueno, aquí estaré sólo un mes más porque me voy a la maestría. Pero si tienes facebook podemos seguir en contacto. Sí, ay, pero en serio que qué emoción, qué gusto’ (y la sonrisa a todo lo que daba)

Nos despedimos y regresé al evento, no sin antes caer en cuenta de lo ridículas que son esas escenas: qué gusto le podía dar a la fulanita esa verme si no nos interesó seguirnos la pista en estos 8 años desde que acabamos la carrera, y peor aun si ni siquiera sabe mi nombre (ni yo el de ella, por supuesto, y menos me acordaba haber llevado una clase relativa a Japón…). Además, para qué hablar de ‘buenos tiempos’ cuando nunca hubo siquiera tiempos. Es más, apenas cruzamos palabra, nada que fuera más allá del ‘buenos días’, así que tampoco hay un pasado compartido que recordar.

Y otra cosa: que te dediques a las Relaciones Internacionales y eso lleve consigo cierta dosis de protocolo y diplomacia no implica que tengas que fingir: hay conversaciones 100% ‘de compromiso’ que no dicen nada y sales del paso, impidiendo así papelazos como el que hizo la pobre tipita (que adicionalmente se disfraza de ñora con el afán de sentirse parte de ese medio; definitivamente digna de lástima, como diría Lita…).

sábado, 20 de agosto de 2011

Consejos no escritos

En plena era de la información, temas como el embarazo y el postparto no son excepciones, de manera que es posible encontrar páginas y páginas –que impresas implicarían kilos y kilos de papel– con datos, consejos, preguntas, respuestas, diagramas y un sinfín de elementos útiles para transitar por el maravilloso camino de dar vida a otro ser.

A pesar de ello, existen pequeños detalles que hacen la diferencia y por lo general sólo se saben sobre la marcha, aunque uno que otro de ellos bien te lo puede compartir alguien (y cómo se agradece!!).

Es por eso que, a manera de remembranza para quienes lo han vivido, como consejos prácticos que de mucho servirán a quienes planean hacerlo y como anécdotas generales para el resto, comparto con ustedes algunos de esos ‘no escritos’:

- Aunque parezcan una miniatura y se piense que nadie cabría en ese breve espacio, sí es necesario tener ropa talla ‘recién nacido’ (RN o NB, unos dos o tres trajecitos, camisetas y/o mamelucos), lo mismo que pañales para esa etapa (con dos paquetitos es más que suficiente).

- No basta con tener los artículos que el bebé necesita; hay que leer los instructivos antes de su llegada a casa (ojo con esterilizadores de mamilas, monitores, instalación de autoasientos, armado de bouncers, carriolas, etc…).

- Una sana y sustentable alternativa inicial a las toallitas húmedas son las motitas de algodón humedecidas en agua (y qué mejor si está tibia!!).

- Es recomendable tener un escurridor de trastes exclusivo para mamilas, extractores de leche y, en su caso, chupones, lo mismo que una esponja y recipiente para jabón que sólo se utilicen con lo del bebé.

- Es bueno contar con una lata de fórmula (leche maternizada), etapa 1, por si la lactancia no funcionó o es insuficiente; es mejor eso que estar buscando una tienda o farmacia el día que sale uno del hospital con todo y tiernito.

- En los supermercados venden unas esponjas grandes, planas, en forma de osito, que son especiales para usarlas en la tina a la hora del baño. Con ellas el proceso es más seguro y sencillo para todos.

viernes, 12 de agosto de 2011

Cada quien su patrimonio cultural

El próximo 16 de agosto se cumplirán 34 años de la muerte de Elvis Presley, quien fuera un fenómeno musical y de imagen gracias a sus canciones, sus bailes, su peinado, sus atuendos y una voz privilegiada que imprimió su sello personal a cada interpretación.

¿A quién no le mueve los piecitos Jailhouse Rock, quién no se siente volar con la romantiquísima Are you lonesome tonight, o quién no marca los compases de Hound Dog –por cierto, una vez vi la repetición de un programa en el cual salía Elvis con el sabueso al que alude la rola: la escena era súper simpática, con el chucho sentado en alto, con un smoking, sombrero y sus característicos ojos gachos, y ‘El Rey’ cantándole casi al oído, jaja–?

Tal es su relevancia, que bien se podría decir que Elvis es parte del patrimonio cultural estadounidense, pues forma parte de su identidad, de su imaginario colectivo. Si no, pregúntenle a las miles de personas que visitan anualmente Graceland, la emblemática casa de Memphis, Tennessee, donde vivió Elvis hasta su muerte, con sus rejas de entrada de pentagrama y con notas musicales.

Graceland es la segunda vivienda privada más visitada de todo Estados Unidos, únicamente después de la Casa Blanca. Además, se ha vuelto casi un lugar de peregrinación y culto para sus fanáticos. Ahí se pueden encontrar sus muebles, sus discos, su moto, sus premios y, por supuesto, una tiendita con toda clase de parafernalia alusiva al ‘Rey del Rock’.

O qué tal Las Vegas, donde decenas, quizá cientos de aficionados viven de imitar a Elvis; dan conciertos, cobran por tomarse la foto con ellos y hasta dan autógrafos, como si realmente fueran la reencarnación del mítico cantante.

Por todo lo anterior, es evidente que ‘el Rey no ha muerto’, que lejos de haber desaparecido se ha convertido en toda una industria de la que viven muchísimas personas dedicadas al turismo, la música y el entretenimiento; al día de hoy, Elvis Presley es el tercer artista que más discos ha vendido en la historia, con un cifra que supera los 300 millones, sólo atrás de The Beatles y Michael Jackson. Y lo que eso implica en ganancias, uf…

Haciendo el paralelismo, en México tenemos un verdadero patrimonio cultural milenario, tanto tangible como intangible: hay sitios arqueológicos, comida tradicional, bailes, festividades, ciudades coloniales y una diversidad que no tiene fin.

Y si nos vamos a la parte contemporánea, también tenemos nuestros músicos, poetas y locos que bien podrían generar los millones de pesos que se necesitan para impulsar el desarrollo en las comunidades que albergan ese patrimonio. Sin embargo, es día que, teniendo la mesa puesta, no hay quien invite a los paseantes a asomarse o siquiera a ver el menú, para ver si se les antoja…

sábado, 6 de agosto de 2011

¡Comida, por favor!

Cómo me indigna que ahora, en la era del consumismo desenfrenado, la gente vaya a los restaurantes y desperdicie la comida, dejando intacta buena parte del platillo seleccionado, y que naturalmente no piden para llevar lo que sobró a su casa. Lo mismo cuando en las celebraciones se parten pasteles y los asistentes dejan más de media rebanada o de plano la porción completa.

No sé si lo hagan por estatus mal entendido, por decir ‘Tengo para esto y me doy el lujo de tirarlo’, por capricho, por avorazamiento, por pena de decir ‘No gracias’ o porqué, pero lo cierto es que la comida es y seguirá siendo sagrada.

Si no, pregúntenle a los 10 millones de seres humanos en riesgo de morir literalmente de hambre en Somalia, Etiopía y Kenia, en el llamado ‘cuerno de África’, donde la peor sequía de los últimos 50 años en ese continente, las guerras intestinas por el poder entre grupos somalíes y la indiferencia internacional han provocado una situación que se ha desbordado a últimas fechas.

No es posible seguir viendo imágenes de personas que ya no tienen un gramo de carne en el cuerpo, que reflejan sombras enteramente mortecinas, cuya mirada se hunde ante la desesperación de no tener qué comer.

Y lo más lamentable es que de esa población un buen porcentaje son niños: de acuerdo al UNICEF, 2.23 millones de ellos padecen desnutrición crónica aguda y 720,000 están al borde de la muerte. Es decir, muchos de ellos no sobrevivirán y quienes lo hagan será con secuelas neurológicas y físicas que durarán el resto de su vida.

¡En serio que cómo duele ver esas caritas tristes de los pequeñines africanos! Si a uno le duele la cabeza, se le baja la presión o se pone de mal humor porque la hora de comer se le recorrió media hora o cuarenta y cinco minutos, cómo estarán ellos, que a su tierna edad menos entienden razones para soportar la falta de alimento en el estómago.

Por eso, debemos sentirnos infinitamente privilegiados de tener qué comer, de poder abrir el refrigerador y darnos el lujo de decir ‘¿qué se me antoja para cenar o desayunar?’, porque en ese contexto vaya que se trata de un lujo.

Y así, llegando a casa y viendo a mi chiquitina hermosa rozagante, llena de vida, con unos cachetitos que te comes a mordiditas, sus piernitas bien dadas y un color rosado que refleja un estado pleno de salud, me siento francamente privilegiada, y no me queda más que dar gracias, como siempre mil gracias a Dios por ser tan afortunada.

(Pregunta: ¿Alguien había oído hablar de esta tragedia en los medios nacionales? Por supuesto que no, pues ellos prefieren el amarillismo de las ejecuciones, las detenciones de la PGR y otras nimiedades que a nadie interesan, como la novia de Marcelo Ebrard o la grilla barata de los precandidatos a la presidencia en 2012, por ejemplo).

viernes, 29 de julio de 2011

Mitos del parto

Como es bien sabido, parte medular de mi vida son la lectura y la información, y el periodo de embarazo y postparto no han sido excepciones a la regla: saber del desarrollo intrauterino semana por semana, que si la onda groovy para la relajación y la buena vibra, que si las listas de artículos necesarios para la llegada de la pequeña Lety, que si los trámites para el hospital, los cuidados del puerperio, los primeros días de la nueva familia en casa y un sinnúmero de datos que nos han sido de gran utilidad.

Sin embargo, poco viene en los libros, internet y otras publicaciones en torno al místico momento del parto, del preciso instante de dar a luz, y lo poco que se dice no necesariamente coincide con la realidad.

Si bien es cierto que cada mujer es diferente y aun de manera individual los partos son distintos entre sí, a continuación lo que mi experiencia refuta a lo que se ha dicho al respecto:

- Se dice que… la maleta que uno lleva al hospital debe incluir una bolsa con artículos que se puedan necesitar durante el parto, tales como una liga o banda para detener el pelo, caramelos por si se requiere una recarga de energía (por aquello del azúcar), un abanico para aliviar el calor producido por el esfuerzo y música para relajarse.

- La realidad: a la hora de la hora la mentada bolsita se queda en la maleta. De cualquier forma, la liga no es necesaria porque le ponen a uno gorro de quirófano, la azúcar viene incluida en el suero que de cajón te ponen, el abanico sale sobrando (ni modo de estarse echando aire en plena expulsión) y la música seguro ni la oyes al estar concentrada en lo esencial.

- Se dice que… al momento de nacer hay que poner al bebé sobre el pecho de la madre para procurar un contacto inicial piel con piel. Eso beneficia los lazos emocionales de ambos y le da seguridad al recién nacido.

- La realidad: cuando el bebé nace, el pediatra procede a verificar su estado de salud y le realiza la prueba APGAR. Posteriormente te lo llevan para que lo veas, se toma la primerísima foto familiar, le das su beso y al chiquitín lo escoltan al cunero y a la mamá a la sala de recuperación. Ah, y no por ello se ve mermado el lazo emocional.

- Se dice que… hay que amamantar al bebé lo antes posible para que no pierda el reflejo de succión y así sea más fácil la lactancia, tanto para él como para la madre.

- La realidad: si no ponen al bebé sobre el pecho de la madre, ¿ustedes creen que van a dar espacio a la tomadera de leche?... Jajaja (y en cuanto al reflejo de succión, esperen al tercero o cuarto mes y ustedes dirán si no son chupetazos los que da el bebé a su mano y a todo lo que se le atraviese, jajaja).

viernes, 22 de julio de 2011

Sociedades criminalizadas

Desde del nacimiento de Lety, para regresar del trabajo a la casa tomo el metro, luego un autobús y finalmente camino unos 10 minutos. Así, como cada tarde, llegando a la estación Universidad, el martes pasado subí al camión, me senté, el vehículo arrancó, dio vuelta en U y se enfiló por la avenida Delfín Madrigal.

Esta última es transitada, pero no llega a la categoría de ‘calle principal’ o ‘vía primaria’. Incluso se podría decir que está muy sola en algunos tramos. Fue en uno de estos donde ese día estaba instalado un retén de la policía federal, y cuál va siendo mi sorpresa cuando hicieron señas al autobús para que se orillara.

Detenida la marcha se escuchó una voz en la puerta, ‘Buenas tardes, caballero, lo molesto con su tarjetón y tarjeta de circulación’; se trataba de un tipo con uniforme negro, lentes obscuros y actitud arrogante, que iba acompañado de otro fulano con la misma vestimenta y peor talante, con arma larga a dos manos. El chofi ni chistó, le dio sus documentos y a los pocos minutos nos dejaron continuar.

Probablemente en otras condiciones de país eso hubiera sido una situación cualquiera (bueno, de hecho los federales no tendrían porque hacerle al inspector de tránsito en ninguna circunstancia…), pero a mi me pareció un abuso lo sucedido: ¿por qué un retén para revisar autobuses concesionados, por qué el policía no se quitó los lentes para tratar con su interlocutor, por qué la prepotencia implícita en todo eso?

Pienso que a raíz de la violencia desatada y generalizada en todo el país, nuestra sociedad parece criminalizarse, es decir, todos somos sospechosos y eso da a la mal entendida autoridad elementos para actuar de manera arbitraria.

Eso deriva en la paranoia, en los delirios de persecución y en el temor de hacer las cosas habituales, porque ¿quién proporciona las garantías? Por ejemplo, en el caso del martes, ¿quién garantiza nuestra integridad si en una de esas los policías se hubieran puesto locos y empiezan a disparar a los tripulantes del fisher, o que hubieran sembrado drogas o armas en el vehículo, o que nos hubieran llevado a todos de chivos expiatorios acusados por sabrá Dios qué delitos?

Lo mismo pasa ahora con los más chicos, pues tal parece que ser joven se ha vuelto sinónimo de delincuente. Si no, recuerden cuando asesinaron (y fueron los militares) a los estudiantes del ITESM en Nuevo León, o al hijo del escritor Javier Sicilia. Lo primero que piensa la gente (o pensamos en su momento, en la inmediatez de los hechos) es ‘Seguro en algo andaban’, cuando su único delito fue estar en el lugar equivocado.

Y como estamos tan sensibles y temerosos, todos pueden ser culpables de todo, lo cual lleva al caos, a la justificación de las violaciones a los derechos humanos (‘ni modo, más valía actuar de tal o cual manera, luego ya se verá si era o no culpable o responsable’) y a una situación de criminalizar al prójimo que no es buena para ninguna sociedad.

viernes, 15 de julio de 2011

Una de cal por las de arena

Qué satisfactorio fue ver por televisión el pasado domingo la final del Mundial Sub-17, en la que nuestra Selección ganó –y bien ganado– 2-0 a Uruguay, conquistando el título y llevándose el trofeo.

Qué emocionante fue apreciar las caras de esos chicos con sus medallas al pecho, llorando, abrazándose, vitoreando a su entrenador, disfrutando palmo a palmo su merecida gloria deportiva.

Qué buena respuesta de la afición que se sumó al entusiasmo de la Sub-17 y se desbordó a las calles para apoyar y festejar, que agotó las entradas de los estadios donde jugó y aplaudió al día siguiente el recorrido de la Selección en turibús por toda la ciudad.

No cabe duda que ahí se escribió un capítulo importante en el deporte de nuestro país, con esa calidad de juego y un resultado que no solemos tener a nivel futbolístico. Pero, ¿a qué se debe que ellos pudieran hacerlo, a diferencia de la mal llamada ‘Selección Mayor’, que no ha sido más que una vergüenza nacional?

En primer lugar son jugadores desconocidos, que si bien todos deben tener proyectos, sueños e ideales de colocarse en equipos de primera división de México o en otros países, lo cierto es que por ahora se les ve auténticos, ‘limpios’, el juego por el juego, el triunfo per se.

Asimismo, por su carácter hasta cierto punto anónimo (que ya no lo es tanto luego de ese campeonato), aun no llaman la atención de los patrocinadores ni de las televisoras, que como una especie de Rey Midas contaminan todo lo que tocan y le restan legitimidad (eso sí, en cuanto terminó el partido se fueron cual chacales a apoderarse de aquellos a los que ven potencial ‘para vender’, qué actitud…).

Lo mismo sucede con los directivos de la Federación Mexicana de Futbol, que tiende a cumplir el requisito de enviar selecciones a las contiendas deportivas para cumplir con los compromisos adquiridos, pero no necesariamente se preocupa por el nivel más allá de la ‘Selección Mayor’ por lo que ésta implica.

Independientemente de lo que suceda con esos chicos, con su entrenador y su futuro, lo cierto es que ya nos tocaba y lo hemos disfrutado mucho, y digo ‘nos tocaba’ como público ávido de buenos resultados.

(Lo que me parece patético en cualquier situación es que si alguien destaca en tal o cual ámbito se le organice su consabida visita a Los Pinos, yéndose de gorra con las victorias en las que no tuvieron naaaada que ver…).

sábado, 9 de julio de 2011

Ni llorar es bueno

Luego de meses de traqueteo, gritos y sombrerazos partidistas, ya pasaron las elecciones en el Estado de México, con una apabullante victoria del candidato priísta con más del 60% de los votos. Si bien era de adivinarse que el Revolucionario Institucional defendería uno de sus máximos bastiones con todo (incluyendo la tradicionalísima entrega de tortas, bolsas para el mandado y electrodomésticos), nadie supuso que los resultados fueran lo que fueron. ¿Cómo explicar eso?

El politólogo Sergio Aguayo lo atribuyó en parte a que si más de la mitad de los mexicanos avala prácticas como la ‘mordida’ y el soborno, la corrupción gubernamental y los abusos públicos no le asustan, ni le extrañan, ni lo ven como algo negativo. Es decir, una sociedad corrupta avala la corrupción.

Por otra parte, nuestro admirado Lorenzo Meyer mencionó la apatía de la población como un elemento fundamental para el análisis, siendo lo más alarmante su presencia entre los jóvenes (y se cuestionaba: ¿cómo es posible que en Egipto, Grecia y España las protestas y los ‘ya basta’ vengan de ese sector y en México éste brille por su ausencia?).

Adicionalmente yo agregaría el miedo al cambio: es muy común que el mexicano diga ‘más vale malo por conocido que bueno por conocer’, y lo peor del caso es que cuando se ha gestado el ánimo para probar alternativas el resultado no ha sido mejor y la gente vuelve a su inmovilidad habitual, votando por la opción de origen (y es que en México la alternancia no ha sido garante de nada, ni siquiera creo que haya fortalecido la democracia).

Algunos señalan que lo que ocurre en el EdoMex es la antesala de lo que vendrá al año siguiente en las elecciones presidenciales; verdad o no, lo cierto es que el escenario para 2012 se ve bastante sombrío, con el PRI arrollando en las urnas –siendo lo más patético que ni siquiera ha hecho algo para ganarse al electorado y volver–, la izquierda desgajándose por pugnas internas (con otros corruptazos reacomodados en el PRD, como es el caso de Dolores Padierna y René Bejarano) y la derecha de un tono gris que no pasa del tercer lugar (y en el PAN es donde se dará la peor división por la rebatinga que traen por el poder; puñado de ilusos, como si lo estuvieran haciendo tan bien…).

¿Qué clase de sociedad somos, que no cuestionamos el uso de los recursos públicos, que no analizamos la relación perversa del gobernador saliente con las televisoras, que nos seguimos conformando con los lugares comunes que ofrecen los candidatos (‘promoveré la creación de empleos’, ‘elevaré la calidad de la educación’, ‘velaré por la seguridad pública’), que en ningún momento exigimos un verdadero cambio de sistema? Este último es el que está agotado, caduco, y hasta que no salgamos de su decadencia no podremos transitar a un verdadero sistema democrático. Y mientras eso sucede, tal parece que ni llorar es bueno…

viernes, 1 de julio de 2011

La ‘bicimanía’ en la Ciudad de México

En diversas ciudades del mundo, como Amsterdam, Copenhague y Estocolmo, el uso de la bicicleta es ‘pan de cada día’, siendo el vehículo más utilizado por encima del transporte público o privado. Entre sus bondades destacan que no contamina y que las personas hacen ejercicio al tiempo que realizan sus traslados.

Siguiendo esas tendencias, la Ciudad de México ha impulsado la utilización de bicis en la zona centro de la metrópoli: la primera acción fue adaptar parte de lo que era la ruta del ferrocarril a Cuernavaca como ciclopista; luego fue cerrar vialidades un domingo de cada mes para que la gente pudiera circular en sus unidades alternas sin el riesgo de automóviles; y posteriormente instalaron módulos para préstamo de bicicletas –básicamente para quienes no poseen una o para que las usen los turistas–

Más adelante, siguiendo el modelo parisiense, el gobierno local creó el Programa Ecobici, con el que pagando una cuota anual se tiene derecho a utilizar por dos horas continuas cualquier bicicleta de las que están instaladas a lo largo del Paseo de la Reforma sin tener que dejarla en el lugar donde se tomó, y, dado el éxito obtenido, lo último ha sido crear un carril exclusivo para ciclistas en la misma avenida, desde la Puerta de los Leones de Chapultepec y hasta el Centro Histórico.

Tal evolución parecería indicar el éxito rotundo de las políticas ‘probici’ en el Distrito Federal. Sin embargo, uno que vive a diario la expansión de esos programas se da cuenta que las cosas no son tan color de rosa como parecen.

Los primeros días que uno veía a los ciclistas usando las ecobicis pensaba ‘Mira qué loco, cuántos oficinistas de la zona han optado por ese medio de transporte, ya sea para llegar al trabajo o para dar un paseo a la hora de la comida, esta es una bicimanía’.

Ya con el carril exclusivo todo se fue a pique: al principio casi nadie circulaba, pero conforme adquirieron confianza Reforma se ha convertido en una auténtica barbarie vial: los autobuses no son más que la misma ‘gata microbusera’ pero revolcada, porque los conductores manejan pésimo, no respetan las paradas y utilizan a placer el carril de alta velocidad; los automovilistas se pasan la preventiva o los altos y dan vuelta a la izquierda cuando está prohibido; y qué decir de los policías, que en lugar de agilizar entorpecen el tráfico al hacer caso omiso de los semáforos, guiados por su falta de sentido común.

A eso hay que sumarle que los ciclistas están desbocados: manejan en sentido contrario, tampoco respetan el alto, van volados, no les basta el carril confinado y van sobre la banqueta y uno como peatón está a expensas de sufrir algún incidente por culpa de cualquiera de esos infelices –lo peor es que amenazan con apoderarse también de Coyoacán y Tlalpan…–.

Pienso que antes del abrir el carril exclusivo en Reforma se debieron incluir los artículos pertinentes en el reglamento de tránsito que normen la forma en que circulan: ¿qué multas se les van a aplicar en caso de circular donde no deben o de atropellar a alguien?

Los ciclistas se quejaban siempre de que los automovilistas no los respetaban, pero ¿acaso ellos no están haciendo lo mismo con los peatones?... Que los reglamenten o que se vuelvan a limitar a los circuitos a los que siempre se les había confinado. Por lo pronto, me conformaré con que la lluvia haga lo propio ahuyentándolos esta temporada, jaja!!

viernes, 24 de junio de 2011

¡¡Ciao Bambina!!

Luego de una pausa de tres meses, regreso a estos ciber lares coincidiendo con el cuarto aniversario de Tutti Frutti, tiempo en el que he compartido con ustedes anécdotas, proyectos, situaciones chuscas, escenarios escabrosos, chocoaventuras varias, sentidas reflexiones y toda clase de entremeses cotidianos que conforman el día a día.

Fue justo hace un año que en este mismo espacio publiqué la noticia de que iniciaba la espera de la pequeña Lety, ese instante en que el corazón me dio un maravilloso vuelco y que mi mundo, conservando su esencia, cambió de una vez y para siempre.

Esas cuarenta semanas fueron increíbles, leyendo cada ocho días los progresos en el desarrollo de la Nena, disfrutando los cambios que experimentaba mi cuerpo y con un estado físico inmejorable.

¡Y qué decir del momento en que nació! Fue entonces cuando comprendí por qué le denominan ‘dar a luz’ al nacimiento: porque un bebé ilumina la vida de su gente, de su entorno, una experiencia muy fuerte!! Cuando nuestras miradas se cruzaron lo hicieron para siempre, develándoseme el resto de mi vida. Y escuchar una vez su llanto, esa primera voz de los pequeñines, me permitiría saberla ahí aun debajo de las piedras.

Es entonces cuando te das cuenta de la perfección del ser humano: sus manitas, sus uñas, su boquita, sus orejitas de azúcar, su cabecita redonda redonda y sus ojitos bien abiertos, asombrándose poco a poco al descubrir el mundo.

Con Leticita se han modificado los esquemas, los conceptos:

- Sabiduría es reconocer la intención de cada uno de sus sonidos y gestos.
- Creatividad es buscar la mejor forma para que tome su medicina contra el reflujo.
- Logro es vestirla sin que se desespere cuando entran sus brazos en las mangas de la ropa.
- Reto es mantenerla contenta a lo largo del día cuando no le da ni gota de sueño.
- Felicidad es presenciar el mágico momento en que despierta.
- Plenitud es contemplar esa sonrisa franca y sincera de mi Nena hermosa.

Más allá de los lugares comunes, lo cierto es que haces todo por un hijo, soportas todo por un hijo y, ¡por Dios santo!, vaya que das la vida por un hijo: porque su felicidad es la tuya, sus momentos los tuyos y sus alegrías las tuyas. Piensas en ella sobre todas las cosas: que siempre esté bien, que le sean concedidas todas las bendiciones. Y cuando llegue a tropezar en el camino, es un hecho que ahí estaré para darle la mano y seguir adelante, juntas, como iniciamos esta fantástica aventura de la vida.

viernes, 18 de marzo de 2011

¡¡Ya, sal de ahí!!

Es increíble cómo la pequeña Leticita, a sus casi 9 meses de vida intrauterina, ya tiene mucho mundo recorrido:

- Ha ido al cine: su primera peli fue Toy story 3, luego Harry Potter y las reliquias de la muerte, parte I y la más reciente Tron.

- Ha cruzado la frontera en coche a Estados Unidos.

- Ha estado presente en la instalación de ofrendas del Día de Muertos y dando dulces a los niños en las mismas fechas.

- Ha asistido a diversos conciertos; primero a uno de gaitas y percusiones y luego a otro navideño.

- Ha viajado en avión.

- Ha estado presente en nuestros festejos de cumpleaños.

- Ha nadado, ido al gimnasio y caminado kilómetros y kilómetros y kilómetros.

- Ha visitado la librería, el supermercado y el centro comercial.

- Ha disfrutado, tanto al cocinar como al saborear, el panqué de calabaza y la lasagna de atún, ambos platillos especialidad de temporada de la casa.

- Ha cruzado la ciudad en automóvil y utilizando transporte público, incluyendo metro, autobús y metrobús.

- Ha festejado con sus papás el día 14 de cada mes.

- Ha subido al mirador de la Torre Latinoamericana y ha ido a Coyoacán a tomar chocolate caliente en El Jarocho.

- Ha practicado meditación y kundalini yoga.

- Ha ido al museo: primero al de Arte Moderno (MAM), luego al Castillo de Chapultepec, posteriormente a UNIVERSUM y el pasado mes de enero al Museo Nacional de Antropología.

- Ha celebrado la Navidad y el Día de Reyes (que por cierto le dejaron algunos regalitos!!).

Lo único que le falta es repetir esas actividades pero ahora descansando en nuestros brazos. Nena, que llegues bien, de lleno a este mundo!!

viernes, 11 de marzo de 2011

Saudade arqueológica

Durante nuestra Luna de Miel en 2007, César y yo fuimos al sitio arqueológico de Chichén Itzá. Desde la llegada al lugar la experiencia se torna mágica al atravesar la verde espesura yucateca y, de repente, ya caminando, se topa uno con esa edificación excepcional que es la Pirámide de Kukulkán –también conocida como El Castillo–. En ella, durante los equinoccios, es posible apreciar por efecto óptico la sombra de una serpiente descendiendo por las escalinatas, producto de la perfección arquitectónica y astronómica de los mayas de esa zona.

Yo conocí Chichén Itzá en 1996 con mi mamá, por lo que tenía la expectativa de subir con César al Castillo, como aquella vez nosotras, y ver desde las alturas la grandeza del sitio. Cuál fue mi sorpresa cuando en esa segunda visita ya no dejaban subirse –eso sí, en el ‘96 no permitían subir al basamento donde se encuentra el Chac Mol– y tampoco permitían ingresar a la pirámide interna de la Pirámide de Kukulkán donde se encuentra el Jaguar con los Ojos de Jade –aun recuerdo la humedad sofocante de ese lugar–.

En abril de 2010, cuando César y yo fuimos a festejar nuestro 3º aniversario al sureste mexicano, uno de mis máximos deseos era entrar al Templo de las Inscripciones, en Palenque, y conocer en vivo y en directo la tumba del rey Pakal II, uno de los más grandes gobernantes de la civilización maya, con quien la ciudad floreció, se construyeron innumerables edificios públicos y se alcanzó un grado de estética sin par.

Subimos por una selvática y escalonada cuesta, acompañados por exuberante vegetación, llegamos a la explanada e iniciamos nuestro recorrido: el Templo del Conde, el Conjunto de las Cruces, el Palacio y finalmente divisamos el Templo de las Inscripciones… cerrado al público.

Qué sentimiento me invadió, qué impotencia el no poder entrar ahí… Sin embargo, con todo y la nostalgia a flor de piel pero el raciocinio bien plantado, comprendo que esa situación se esté extendiendo en los sitios arqueológicos del mundo: esos lugares no fueron concebidos para la afluencia masiva de personas. Incluso, hay templos a los que sólo entraban los sacerdotes y/o la clase gobernante, así que los tumultos sólo están deteriorando las estructuras –y peor aun conociendo lo desordenados, desobedientes e irrespetuosos que son algunos turistas–.

Todo esto viene a colación porque justo en estos días el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en coordinación con la UNAM, sellaron finalmente la tumba de Pakal II. Imagino perfecto la escena y me emociono: expertos maniobrando bajo el intenso calor del sitio, con precisión milimétrica, para colocar la misma lápida de 7 toneladas que hace 1,300 años cobijara el reposo eterno del ilustre personaje.

Alegrémonos al poder ir a los sitios arqueológicos y admirar su grandeza desde afuera; sintámonos satisfechos de tener la fortuna de conocer esos lugares gracias a las labores de preservación; y, finalmente, deleitémonos con los trabajos preparados para el visitante en los museos de sitio, que permiten conocer réplicas espléndidas como es el caso de la misma tumba de Pakal II; es mejor así.

(A propósito, a principios de este mes también cerraron la Tumba de Tutankamon, en Egipto. Y aquí no sé qué esperan para prohibir que la gente siga subiendo a la Pirámide del Sol, en Teotihuacan, particularmente durante cada llegada de la primavera; por negligencias como esa se derrumbó la Casa de los Gladiadores en Pompeya, Italia, en noviembre de 2010; claro, las autoridades tienden a anteponer el interés económico sobre el cultural, y cerrar un centro turístico de esa magnitud, aunque sea temporalmente, les resulta impensable –aunque tampoco le inviertan un quinto de las ganancias a su conservación–).

viernes, 4 de marzo de 2011

Sociedad ‘light’

Hace unos meses una amiga nos regaló un libro de kundalini yoga para el embarazo y el parto, el cual resultó ser un muy buen texto que, además de ampliar mis conocimientos en torno a tan importantes procesos, me hizo reflexionar en relación a lo frívola, comodina y hedonista que es nuestra sociedad actual.

Uno de los ejemplos más claros es el peso corporal: en televisión, cualquier fin de semana es posible encontrar de manera simultánea en más de 10 canales, anuncios que prometen eliminar varios kilos y reducir medidas con tal sólo tomar determinado brebaje o pastilla o portando unos tenis especiales.

Lo cierto es que si uno desea mantenerse en forma, lo que necesita es alimentarse balanceadamente y hacer ejercicio real, porque eso de seguirle ‘metiendo duro’ a la comida de manera ilimitada no da resultados positivos –y ojo, porque hay quienes dicen ‘Gracias, pero no quiero postre porque me estoy cuidando’, pero antes de llegar al término de la velada ya han tomado varias bebidas altamente calóricas o han dado cuenta del pan blanco de la canastita correspondiente–.

Y el ‘calzado deportivo mágico’ no es más que una falacia; la persona que lo porta seguramente no dará un paso adicional al día por traerlos, y la distancia de la recámara al baño y de la puerta de la casa al auto no serán actividades suficientes para quemar la grasa corporal sobrante (con esto me acordé de Dave, uno de los personajes del filme británico The Full Monty, que quería bajar de peso envolviéndose el torso en papel plástico mientras disfrutaba de una deliciosa barra de chocolate con nougat). Además, ni modo de andar todo el día con tenis, como que no son lo más estético…

Lo mismo sucede con los partos: muchas mujeres hoy en día solicitan que les practiquen una cesárea, pero no porque tengan necesidad de ello –como cuando el bebé está sentado o al tratarse de un embarazo múltiple–, sino por la ‘comodidad’ implícita en saber fecha y forma exacta en que nacerá el pequeñín porque, ¿para qué desgastarse en dolores? Mejor que les pongan anestesia en el día y a la hora indicados y así ya no ‘sufren’ (y luego piden también que ‘las dopen’ con medicamentos intravenosos que alivian el dolor).

¿A partir de cuándo la humanidad transitaría a ese estado de concha? No lo sé, y aunque facilitarse la vida es válido –como el uso de la tecnología para comunicarse, transportarse, hacer labores domésticas y producir bienes masivamente–, me parece que hay ámbitos en que el encanto se pierde cuando se buscan los ‘caminos fáciles’.

Tal es el caso de la gestación y el nacimiento de un hijo, que no lleva más de 9 meses de embarazo si se trata de uno solo ni 24 horas de trabajo de parto, es decir prácticamente un suspiro en términos totales de la vida promedio de una persona (hay que considerar que pasamos alrededor de 20 años en la escuela y otros 30 desempeñando un empleo para poder jubilarnos).

¿Por qué no mejor disfrutar el fruto de un esfuerzo propio, porque no gozar el factor sorpresa? A mi, el hecho de no saber cuándo ni cómo va a nacer Leticita no me preocupa en lo más mínimo, porque tengo confianza en que todo fluirá de manera natural y que a pesar del dolor (o mejor dicho, de las sensaciones, como dice Gurmukh, la autora del libro de yoga, lejos de las definiciones occidentales) Dios nos creó perfectos para el milagro de la vida (y se los dice una amante declarada de la planeación y la certidumbre).

viernes, 25 de febrero de 2011

Un día muy especial

Este día es muy especial: es cumpleaños de mi mamá. ¿Saben quién es ella? Nada más y nada menos que la persona más extraordinaria del universo, la que me enseñó el gusto por la cocina, me dio un ramo enorme de rosas rojas cuando terminé mi tesis, me llevó siempre con sus amigas a los desayunos que organizaban algunos fines de semana, me acompañaba todas las mañanas a esperar el autobús escolar, me regaló un viaje a Orlando cuando cumplí 15 años (que fue increíble!!) y me acompañó a pedir dulces en Halloween (con la ventaja adicional de que me daban más porque no iba con más niños, jaja!!).

Ella nos invitó a cenar pizzas cuando presentamos el último examen de la carrera, me preparaba leche tibia con chocolate antes de ir a la escuela (era Choco Kiwi y lo acompañaba con concha para ‘sopear’, mmm), me enseñó a cuidar las plantas, me apoyó cuando trabajaba en Monitor los domingos de 16 a 21 hrs. (eso hacía mi vida miserable), me llevaba de paseo al Parque España, me llamó siempre antes de salir del trabajo (y yo la esperaba en la ventana para bajar corriendo a recibirla) y me despertó a diario con besos y palabras dulces.

Cuando yo era niña, mi mamá me leía cuentos en la noche (y me daba un libro u otras sorpresas para hacerme sentir mejor cuando me enfermaba), me llevaba cada año de vacaciones, me enseñó a manejar, me tuvo paciencia cuando me dio varicela (fue a los 16 años y entre el malestar y que tenía que presentar un examen final de física estaba yo como león enjaulado), me creó la necesidad de estar informada y me enseñó a llamar por teléfono a los demás en sus ocasiones importantes.

También me ha enseñado a escoger las mejores frutas y verduras, me ha dicho que nunca se debe llegar con las manos vacías a un lugar, que primero está la salud, que hay que limpiar una lata antes de abrirla, que una buena administración es fundamental y que ‘más vale paso que dure y no trote que canse’.

Ella me llevó decenas de veces al dentista, me dibujó el Snoopy más simpático que ha existido (panzón y con sombrero, simplemente genial!!), me ilusionaba con los ‘domingos de cosquillas’ (y me decía ‘poquitas, porque si no te quedas nerviosa’), me preparaba los disfraces escolares, me regaló una cadena de oro hecha a mano, me ha enseñado a ahorrar y me ha comprado esos deliciosos algodones de azúcar de color pastel que venden en Chapultepec.

Mi mamá ha llenado mis días de buena música, me ha dado los más espectaculares pasteles de cumpleaños (con el merengue de Sanborns que es buenísimo!!), me ha enseñado a tejer y a subir un dobladillo, ha sido solidaria en todos mis malos ratos laborales (que no han sido pocos…) y me ha acercado a distintos tipos de comida.

Juntas nos operamos los ojos para dejar de usar lentes, juntas nos vamos al amanecer a hacer ejercicio o de escapada a las tiendas a ver qué hay de nuevo, juntas disfrutamos del periódico en su edición de viernes, juntas nos acabábamos las cajas de Carlos V estilo suizo, juntas leemos los horóscopos de la revista Vanidades, juntas preparamos la lasagna de Navidad y juntas vamos por un helado o un buen esquite luego de la jornada diaria.

Mi mamá es quien no ha escatimado en amor, tiempo y esfuerzo para darme lo mejor de lo mejor en lo emocional y en lo material. Cada detalle, cada instante y cada día juntas ha sido la bendición más grande que Dios me ha dado.

¿Saben algo más? Ahora que Leticita está por llegar, espero ser al menos la mitad de lo maravillosa que ella es.

* * * *

Bichi: te deseo el más maravilloso de los cumpleaños, te quiero con todo mi ser, gracias por hacerme hoy y siempre la persona más feliz del mundo!!

viernes, 18 de febrero de 2011

¡Cuál consideración!

Confieso que en todo momento he disfrutado al máximo mi embarazo: la forma cómo se ha ido desarrollando, cada nuevo movimiento de la Nena, lo que he aprendido del proceso, los cambios de mi cuerpo… ¡TODO! Mis seres queridos han estado al pendiente en todo momento de nosotras y las personas de otros entornos en los que nos desenvolvemos también han dado claras muestras de alegría por la venida de Leticita.

Sin embargo, también ha sido momento de darse cuenta que afuera no se tiene consideración alguna por las mujeres embarazadas; voy de acuerdo que durante los 3 o 4 primeros meses no se nota y la gente se comporta tan individualmente como acostumbra, pero cuando uno anda por la vida con una panza de más de 100 cm de diámetro definitivamente no pasa desapercibida para ser objeto de una atención social.

Por ejemplo, el metro supone tener asientos reservados para grupos prioritarios, tales como adultos mayores, discapacitados, mujeres embarazadas y féminas que llevan menores en brazos. Por lo general, esos lugares los ocupa cualquiera porque no siempre abundan personas de los sectores señalados, pero en cuanto una de ellas se sube al vagón debería ser obligatorio ceder el asiento a quien corresponde.

¿Sí…? Pues nada, lo único que hacen los miserables que van en esos lugares es fingir demencia, o hacerse los dormidos, o que la virgen les habla, o pasar largos e incómodos minutos viendo la panza de la embarazada o el bastón del viejecito sin pararse.

Ni qué decir en los autobuses o en los fishers, en los cuales, so pretexto de la multitud, todo mundo finge no ver al prójimo con tal de no dejar el asiento. Lo más ridículo fue cuando César y yo fuimos al metro en un fisher, hace unas dos semanas, y en el trayecto pasamos por una iglesia: la tipa que iba sentada con mi panza casi en la cara, de unos 36 años, que se va persignando al pasar por el templo. De plano nos reímos y en corto comentamos ‘Qué tal esa vieja cínica: dizque muy religiosa, ¿no?

Ah, porque han de saber que el ‘vale gorrismo social’ no es privativo de los hombres (bueno, si a esos se les puede llamar así…), sino que las mujeres ‘no cantan mal las rancheras’ y tienen cero solidaridad de género (cualquier duda al respecto, observen lo que sucede en las áreas exclusivas para mujeres en los andenes y vagones del metro: es donde peor se ponen los empujones, los arrebatos y la víscera…).

Ni qué decir del entorno laboral, donde supuestamente se crean programas y acciones enfocadas a mejorar las condiciones de las personas vulnerables, entre las que se encuentran mujeres, adultos mayores y jóvenes. A las embarazadas les procuran leche fortificada, suplementos alimenticios, se les incentiva a acudir a las unidades de salud y se les otorgan diversos apoyos para sus hijos menores de 5 años.

Pero a las funcionarias en el mismo estado que trabajan en la institución no les preguntan ni ‘¿Cómo te has sentido?’, o no les hacen ofertas del estilo ‘Si necesitas ir al médico no dudes en hacerlo’, que sería lo más elemental. Es más: un pseudo jefe vino a trabajar con influenza AH1N1, con su oficina a unos metros de la mía, y en ningún momento a las ‘jefas’ se les ocurrió decirme ‘Si en él no cabe la cordura y viene a trabajar, tú vete a casa por el riesgo que eso implica para ti y tu bebé’.

Y la última: el día que se llevó a cabo una gran marcha en la Ciudad de México, a principios de este mes, el edificio donde trabajo estaba rodeado de manifestantes y granaderos. Incluso adentro había un bloque de 5 filas de los llamados ‘robocops’ custodiando que nadie se filtrara por la escalera o los elevadores. El escenario era de temerse ante los antecedentes vandálicos de algunos de los grupos a manifestarse.

Cuando se tiene criterio, como en el trabajo de César, el desalojo de personal es inminente. Sin embargo, a mi lo único que me dijeron fue ‘¿Cómo le vas a hacer en la noche, cuando salgas?’, porque tampoco fueron para decirme ‘Por si se pone feo mejor adelanta la salida, más vale prevenir’.

Gracias a Dios me he sentido estupendamente en estos 8 meses, pero me pregunto, ¿qué, te tienen que ver mal para tener algún tipo de consideración por estar embarazada? Eso no habla más que de una falta de sensibilidad alarmante. Pero como bien dijera Lita, ‘en su salud lo hallarán’.

viernes, 11 de febrero de 2011

Mordaza maldita

Karl Marx señaló en 1848, en las primeras líneas de El manifiesto comunista, ‘Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo’. Así, en México, ahora tenemos nuestro propio espectro: el de la mordaza informativa. Con esto me refiero, naturalmente, a la salida forzada de Carmen Aristegui del noticiario matutino de MVS Radio.

Un comentario sobre la manta que algunos legisladores extendieron la semana pasada en la Cámara de Diputados, cuestionando la sobriedad del jefe del ejecutivo, bastó para que Presidencia obligara a esa empresa de comunicaciones a despedir a la periodista (que no lectora de noticias, como abundan en televisión y en todo el espectro radiofónico), quien representaba la única opción para informarse (y con la doble moral y la intransigencia que los caracteriza no sé cómo no la habían vetado desde antes por el manejo informativo de los casos Maciel y Luz y Fuerza del Centro).

Código ético, manga del muerto o cualquiera que sea el pretexto, digo, argumento, que utilice MVS, lo cierto es que el gobierno actual tiene una intolerancia absoluta frente a la crítica: no soporta que señalen sus errores, fallas u omisiones; no están dispuestos a rectificar el rumbo porque alguien más lo sugirió –aunque ese alguien tenga razón–; y se ponen rabiosos si se les pone en evidencia públicamente.

Con nombre y apellido, lo que le hicieron a Aristegui fue atentar contra su libertad de expresión, porque aun siendo rumor o dato equivocado, lo cierto es que cada uno somos libres de decir lo que nos venga en gana, le guste o no al resto (tal como sucedió con el también reciente pseudo escándalo del programa inglés Top gear en el cual estereotipaban al mexicano como holgazán; ¿qué el mismo mexicano no se burla de los europeos generalizándolos de sucios, o de algunos sudamericanos diciendo que son insufribles…? El que se lleva se aguanta, libertad de expresión y punto).

Además, ella no ofendió a nadie ni insinuó nada; únicamente instó a la presidencia a pronunciarse al respecto. Lo más ridículo es que tácitamente le dieron la razón, porque a pesar de que los voceros oficiales dijeron no tener nada que ver en el despido injustificado de Aristegui, a los dos días emitieron un comunicado (de carácter patético, por cierto) en el que detallaban las actividades del presidente (y lo de la hora diaria de ejercicio que se los crea su abuela, jajaja), dándole la razón a la periodista.

La primera víctima visible de la mordaza maldita de nuestros días fue José Gutiérrez Vivó, otro periodista crítico aunque con otro estilo, a quien cercaron hasta asfixiarlo económicamente (aunado a los malos manejos internos de la empresa como lo comenté en uno de los primeros blogs de 2007). No dudo que la estrategia con Aristegui sea similar, pues no creo que algún medio nacional la contrate porque ello implica desafiar al poder en turno, habiendo concesiones de radio pendiendo de un hilo.

¿Pero por qué siempre esa ‘agachonería’, por qué esa falta de ‘solidaridad de gremio’? Todos los medios de comunicación deberían cerrar filas en apoyo a cualquiera que vea vulnerado sus derechos en pleno ejercicio profesional, porque como bien dijo Aristegui, con este atropello a la libertad de expresión, todos salimos perdiendo, puesto que la mordaza se nos puede aplicar a todos (que Tutti Frutti se libre de sus filosos colmillos, jajaja).

viernes, 4 de febrero de 2011

Rebeliones en Medio Oriente

De manera inesperada, Medio Oriente dio la nota de un día para otro con manifestaciones civiles multitudinarias exigiendo la salida de sus añejos dictadores. Primero fue Túnez, luego Yemen y por último Egipto, siendo este último un caso verdaderamente representativo, pues su cercanía política con Occidente le había permitido continuar con un gobierno autoritario que bien convenía a países como Estados Unidos dada su posición geográfica.

El pueblo egipcio se ha apostado en plazas y espacios públicos, exigiendo al presidente que deje el cargo cuanto antes. Entre los manifestantes se encuentran personas de todos los credos, edades, profesiones e incluso familias completas, que se han congregado en las calles para protestar –en el diario El País publicaron la fotografía de un bebé en su carrito portando un letrero que en mayúsculas decía categóricamente: ENOUGH–.

El tirano de esa historia es Hosni Mubarak, que con 82 años de edad, de los cuales 30 ha estado en el poder, se aferra a continuar en la presidencia de Egipto a pesar de sus actos de corrupción y nepotismo. Adicionalmente, lejos de ser una economía pujante, en ese país no hay oportunidad alguna para la enorme mayoría, sin importar la edad, el grado de escolaridad, los idiomas adicionales o la experiencia laboral –la población ha declarado que no hay futuro para nadie y, ante ese escenario, han optado por salir y rebelarse contra el régimen–.

Mubarak está aferrado y no se quiere ir, siendo sus pírricas ofertas, naturalmente falaces, dialogar con la oposición y no postularse como candidato para las próximas elecciones, en septiembre de 2011. Ah, y por supuesto, ha amenazado, digo, señalado que podría dejar a su hijo en el proceso de sucesión –su vástago es identificado por la población como un auténtico extraño, pues estudió en el extranjero, se casó en el extranjero y tuvo a sus hijos en el extranjero, por lo que evidentemente lo egipcio le tiene sin cuidado–.

¿Y qué hay del ejército en todo esto? Su papel hasta ahora ha sido ambiguo, pues si bien los soldados que fueron enviados a las calles a intimidar con su presencia a los civiles afirmaron categóricamente que no procederán contra de la multitud, tampoco ha habido pronunciamientos hacia el gobierno. Lo único que falta es que su titular tome partido y de una buena vez le diga a Mubarak ‘M’hijo, tienes hasta tal fecha para preparar tu salida hacia el exilio’ (jaja, imaginé la escena, muy formales los funcionarios, pero con lo de ‘mhijo’, jajaja).

¿Y Estados Unidos, cuál es su posicionamiento? Medio Oriente es un polvorín, una región que se sostiene con alfileres, en la que bastaría la caída de una pieza para que el efecto dominó haga lo suyo –por eso las potencias occidentales temen lo que pueda ocurrir ahora en Marruecos, Argelia y Jordania–. Es así como el Presidente Obama se ha pronunciado por una transición democrática a la brevedad – como quien dice ‘Ya lárgate, maestro’ (ese fue un caso como el de ‘mhijo’, jajaja).

Algunos medios dicen que el gobierno estadounidense ya envió una misión para negociar con Mubarak su salida del poder, pero eso no ahorraría del todo los ‘baños de sangre’ que podrían desbordarse con el ultimátum popular a este último para que hoy mismo dimita, pues los gringos pretenden que el Vicepresidente Suleimán, un recién nombrado, de la misma calaña del dictador, asuma temporalmente la administración del país.

Aun con sus diferencias religiosas, históricas y culturales, la situación me hace recordar los regímenes dictatoriales de América Latina en décadas pasadas, donde Estados Unidos permitió e incluso alentó la presencia de alimañas torturadoras, autoritarias y represoras como Pinochet, Somoza o Videla, por mencionar algunos, que hacían caso omiso del respeto a los derechos humanos y se dedicaban a violar sistemáticamente la ley, pero que funcionaban muy bien a los intereses de la potencia norteamericana.

Lo que resta es aplaudir las agallas del pueblo egipcio y tener confianza en que el dictador se irá pronto.