Este mes el color rosa se apodera de todos
los rincones existentes, ya sea en la ropa, los monumentos de la ciudad, los
artículos de uso diario, de belleza y los productos de limpieza: claro, es
octubre y se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer. Pero
particularmente se enfatiza en el de mama, que en México es la primera causa de
muerte entre las mujeres.
Esto último me da mucho coraje; no sólo
porque ese terrible padecimiento –en cualquiera de sus vertientes– nos ha
robado a uno o más seres queridos, sino porque alrededor del 90% de los casos
bastaba con una autorevisión para saber que algo no estaba bien.
Y eso no es más que verificar manualmente si
hay alguna bolita en los pechos o las axilas, y verificar frente al espejo que
la piel de esa zona no presente hundimientos ni cambios de textura (que se
puede tornar como cáscara de naranja) o de coloración, o que el pezón supure
algún líquido (claro, cuando no se tiene relación alguna con el periodo de
embarazo o lactancia).
¿Tiene eso alguna dificultad?...
¡No! Sin embargo, las mujeres no lo hacen por
motivos culturales, o porque les da pena, o porque hablar de las partes que
implican sexualidad les es incómodo y prefieren ignorar el tema por completo.
Y qué decir de las mastografías o los
ultrasonidos que se deben practicar a partir de los cuarenta años (o antes si
se tienen antecedentes familiares de riesgo)… Cómo alguien más las va a ver
desnudas, cómo lo van a tomar sus compañeros de vida (en caso de haber novio,
esposo o anexos)… y así por el estilo, pero en muchos, muchísimos casos el
pudor es el enemigo uno de las mujeres.
Por eso, hagamos lo que pregonaba una
excelente campaña contra el cáncer de mama que fue lanzada hace unos años: por favor
tocar, conozcan sus cuerpos, hagan caso a cualquier anomalía y dejen a un lado
los tapujos, que en nada ayudan a nuestra salud.
(Y adicionalmente súmense a la causa
adquiriendo esos productos rosas que están por todas partes y que un porcentaje
de sus ventas se destina a los –adicionalmente– costosos tratamientos para
aquellas que no se han librado del cáncer).