viernes, 30 de julio de 2010

El argot burocrático

Los documentos de oficina denominados oficios son ‘pan de todos los días’ en el gobierno federal, pues prácticamente no hay asunto que proceda sin el vaivén de ese tipo de comunicaciones. Se elaboran, básicamente, para dejar constancia escrita de las acciones realizadas por cada una de las partes involucradas en llevar un asunto a buen término, y aunque el correo electrónico también se utiliza, el oficio sigue siendo el comunicado gubernamental por excelencia.

Pero más allá del contenido, los oficios utilizan expresiones y formas obsoletas y hasta ridículas, que no aportan nada al texto y sí complican la redacción hasta hacerla, en ocasiones, incomprensible. Incluso me atrevería a decir que las formas son caravaneras y hasta serviles, donde quien suscribe (eso también es muy de ‘oficio’) le hace reverencias y se pone de alfombra para la otra persona.

Aquí les van algunas, para que vean que no exagero:

- Me permito informar a usted / me permito hacer de su conocimiento. ¡¿Cómo que ‘me permito’?! Nada de eso: ‘le informo’ o ‘hago de su conocimiento’, pero no ‘me permito’, como si fuera un atrevimiento dirigirse a determinado individuo.

- Sin otro particular, le envío un cordial saludo. Es evidente que, de haber otro asunto a tratar, este se hubiera manifestado en el texto, así que el mentado ‘particular’ está de más.

- Mucho agradeceré sus amables gestiones. ¡¿Cómo que ‘amables gestiones’?! Ese adjetivo no aplica en absoluto a una función que debe hacer alguien y para lo cual le pagan. Simplemente, lo de amable, sobra porque gestionar es parte de la chamba del funcionario en cuestión.

- Saludos cordiales. No hay necesidad de adjetivar las acciones: una simple salutación basta para dirigirse a quien no se conoce o a quien se trata únicamente por motivos laborales. ‘Saludos’, punto.

- Le reitero las seguridades de mi más alta y distinguida consideración. Esta sí se vuela la barda por mucho y se utiliza como despedida. Afortunadamente en mi oficina no aplica, pero en la Cancillería les encanta. ¿Que cuál es su significado? Sinceramente no lo sé, jajaja (y si alguno le encuentra sentido, por favor explíquemelo porque me parece una de dos: o cantinfleo o un auténtico galimatías).

Lo peor es que todo mundo escribe y firma esta sarta de absurdos sin cuestionarse lo que está diciendo, sin preguntarse realmente si vale la pena dejar esas frases rimbombantes para decir ‘seguimos en contacto’, o ‘ya se envío la información’, o tan sencillo como ‘gracias’.

En suma, los oficios muestran que, tanto en el fondo como en la forma, todavía hay mucho por cambiar en la administración pública para desburocratizar el sector.

viernes, 23 de julio de 2010

Memorias perrunas

Hace unos meses, Bombón, el pomerania de mi querida prima Lolis, cumplió años: es un perro lindísimo, pachoncito, con el pelo súper sedoso, dorado, brincolín, simpatiquísimo. Llegó cachorrito y ahora está hecho todo un gourmand – con decirles que gusta de los deliciosos chocolates Lindor, ustedes dirán!! –. Lolis dice que en su casa de San Luis siempre tuvieron perro, así que no le ha dado tanto trabajo adaptarse a la aventura de tener mascota perruna.

Pero hubimos otros quienes, bajo la máxima infantil de ‘quiero un perro’, hicimos circo, maroma y teatro cuando un espécimen canino habitó con nosotros bajo el mismo techo.

Algunos de ustedes conocieron a nuestra Cookie, una cocker color canela, brillante, ágil, simpática, monísima, que estaba verdaderamente chiflada… Llegó chiquitita a la casa, apenas excediendo su tamaño el de la palma de una mano, durmiendo en una canasta a modo de cama. Parecía no romper un plato.

Pero al paso de los días, Cookie tomó posesión de su nuevo hogar y ya en confianza empezó a hacer de las suyas: le encantaba fugarse en busca del señor que recoge la basura en el edificio, tiró el árbol de Navidad luego de abalanzársele, al finalizar su baño corría por toda la casa para secarse, incluyendo en su trayecto todos y cada uno de los sillones de la sala, y ‘quítense que ahí les voy’ cuando los fines de semana burlaba la vigilancia de mi Abuelín y caía en las camas con un buen salto.

Además, hubo una lucha constante por enseñarle a ir al baño, había que sacarla cuatro o cinco veces al día a pasear, la vuelta en el coche era vómito seguro (de nuevo a lavar tapetes…) y la ida al veterinario una pesadilla para la pobre (de plano al final le ponían bozal porque se ponía agresiva del miedo…).

Y qué de anécdotas dio durante ese año; entre las más chuscas están las siguientes: un día a Lita le explotó la olla express con caldo de pollo y para la perra fue como un paraíso, nadando en consomé, con las orejas y patas empapadas de comida, ajt… (shampoo inmediato, por supuesto).

Otra fue cuando una mañana, antes de ir a la escuela y con mis Abuelines de viaje en Ensenada, mi mamá y yo preparábamos el desayuno. Cansadas de que la Cookie estuviera brincando para pedirnos bocaditos cuando teníamos tanta prisa, la dejamos en la estancia y nosotras seguimos en la cocina. Cuál fue nuestra sorpresa cuando de repente sentimos una mirada, y al voltear por la ventana de la puerta vimos que la perra estaba en el centro de la mesa del comedor, observándonos atentamente.

La tuvimos exactamente un año un mes, y el desenlace fue horrible porque pensando que Lita quería quitarle un pañuelo desechable que estaba mordiendo, le soltó la tarascada (palabra de la misma Lita) y se le quedó trabado el hociquito con todo y mano adentro… Afortunadamente no pasó de dos pedacitos de tejido que ‘afloraron’ debido a la presión de los dientes, porque bien pudo ser peor dañando nervios o tendones, o dejando inmovilizada la mano…

Regalamos a Cookie – que al día siguiente mordió en la nariz al hijo del nuevo dueño y posteriormente fue llevada a un rancho. No supimos más quién fue su siguiente víctima, jaja – y después de algunos días de duelo quedamos tranquilos, satisfechos de haber vivido la experiencia de tener un perro en casa.

Hace poco, nuestros queridos amigos de la familia Portilla Vega – Pepe, Chio, Regi y MaJo – tuvieron a Matilda y seguramente saben de lo que estoy hablando… pero bueno, más vale decir ‘lo viví y no me gustó’ que quedarse en el ‘hubiera’, porque si a mi me preguntan ‘¿volverías a tener una mascota canina?’, la respuesta es contundente: no, por más que me encanten los perros.

viernes, 16 de julio de 2010

‘C'est toujours la même chose’

Después de un agitado mes futbolístico, el Mundial Sudáfrica 2010 llegó a su fin luego de que España y Holanda disputaran el último partido por la Copa FIFA (y por cierto, qué mal partido…). Con ello también nos despedimos de los medios días botaneros, de los análisis deportivos de sobremesa y de estar al pendiente de qué juego seguiría.

Cada campeonato tiene sus características, y pienso que las más relevantes de este fueron las inconsistencias generalizadas –con el mayor número de penales fallados del que se tenga registro–, el ‘apagón’ de las ‘estrellas nacionales’ –que hacen maravillas en el extranjero pero que con sus países no brillan ni con luz de emergencia–, un pésimo arbitraje y la caída de las grandes potencias futbolísticas –recordemos que ni Italia ni Inglaterra ni Francia pasaron siquiera a la fase de octavos–.

En el caso de México, el accidentado inicio de las eliminatorias marcó la participación completa en la contienda: primero el desfile de entrenadores que no dieron el ancho pero que cobraron como si fueran los mejores; luego la entrada de Aguirre como director técnico después de las súplicas de los funcionarios de la Federación Mexicana de Futbol (FEMEXFUT), de Televisa y TV Azteca para sacar adelante tan jugoso negocio, perdón, por el orgullo nacional; y ya que se había recuperado en buena parte la confianza de la afición, de nuevo las decisiones sin sentido, los desaciertos y la intromisión de toda clase de intereses llevaron de nuevo al abismo a la Selección Nacional.

Eso sí, fue increíble presenciar en pleno Paseo de la Reforma los festejos que siguieron al partido México-Francia, en el que nuestro país ganó por dos goles; cerraron la vialidad y cientos de personas desfilaban hacia el Ángel de la Independencia portando las playeras verdes o negras, echando porras y tocando trompetas (que no sé por qué tanto escándalo con las vuvuzelas, como si aquí no se oyeran las cornetas a todo lo que dan en un partido de fin de semana o un 15 de septiembre en las plazas públicas).

En las obras de la sede del Senado, frente a mi oficina, era emocionante ver a los señores de la construcción, en el penúltimo piso, ondeando sus banderas. Y las mezcladoras de cemento y las grúas hidráulicas, en la lateral, sonaban sus cláxones al tradicional ritmo del ‘tu tu tututú’.

Pasaban carriolas (que es el término correcto, con i y no con e, de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española), niños, perros y hasta una carroza fúnebre literalmente tapizada de gente, todos rumbo al Ángel. En ese momento no existía nada más que la victoria deportiva, todo era alegría y celebración, y lo que viniera era lo de menos, pues el momento era ese.

(A los únicos que seguramente no les hizo mucha gracia la efervescencia de ese día fue a las tiendas departamentales que ofrecieron regalar los televisores comprados en cierta fecha si México llegaba al quinto partido… pero pronto ‘les volvió el alma al cuerpo’, como dijera Lita, porque sólo ganamos ese partido).

Pero regresando al plano crítico y objetivo, a pesar de aquellos festejos, no era posible que ya en el Mundial, Aguirre siguiera experimentando con una y otra alineación y que en esos vaivenes cometiera errores tan absurdos como alinear a Rodolfo ‘El Bofo’ Bautista desde el principio frente a Argentina, o meter a Guillermo ‘El Guille’ Franco, maleta como él sólo, en los cuatro partidos jugados, o de plano haber llevado a Alberto ‘El Venado’ Medina para estar en la banca, luego de haber demostrado en los partidos amistosos ser un buenazo en el ataque (qué mal rollo, lo que provoca la falta de padrino…).

Todos se preguntaban ¿qué le pasó a Aguirre?, y yo creo que la respuesta está en que la mafia de la FEMEXFUT y del duopolio mediático televisivo de nuestro país terminaron, como siempre, apoderándose de la escena, y Aguirre, que seguramente se prestó entrando a ese juego perverso de intereses, favoritismos y muuuucho dinero de por medio, llevaron a la Selección al acostumbrado final que todos conocemos.

Y a mi no me la venden: aunque digan que para el próximo Mundial la preparación de los seleccionados estará a cargo de un solo técnico, que habrá más tiempo para entrenar y que viene una nueva generación de futbolistas de enorme potencial, ‘c’est toujours la même chose’, siempre es lo mismo en el futbol mexicano.

Con ese desenlace, mejor ni hubiera ido la Selección al Mundial, porque los únicos beneficiados fueron, además de los ya mencionados, los patrocinadores que se forraron de dinero con el consumo de los ilusos que creyeron que ‘ahora si era la buena’.

P.D.: Pero volviendo al Mundial y para cerrarlo bien, qué buena onda lo del beso del portero español Iker Casillas a su novia reportera mientras lo entrevistaba luego de ganar la Copa (y qué mojigatos a los que no les pareció). Como dijeran los manifestantes en el registro civil cuando César y yo nos casamos, ‘abran paso al amor’, jajaja!!

viernes, 9 de julio de 2010

Y la Fuerza sigue acompañándonos

Según nosotros, con los conciertos que hemos visto los últimos 2 o 3 años – Ana Torroja, Miguel Bosé, Soda Stereo, Rod Stewart, Sting y Roger Waters, por mencionar algunos – serían poquísimos los artistas que quedarían pendientes por ver en los tiempos por venir – exceptuando U2, Café Tacuba y Julieta Venegas. Ah, y Mecano si un día se deciden, por supuesto!! –. Sin embargo, en el último mes y medio hemos ido tres veces al Auditorio Nacional y lo que hemos encontrado han sido gratísimas sorpresas.

Nuestro hallazgo más reciente en cartelera fue Star Wars in Concert, un espectáculo que no había venido a México y del cual desconocíamos su existencia, pero que a los fans de esa historia original de George Lucas nos pareció excelente.

Ni tardos ni perezosos conseguimos boletos y nos dispusimos al evento. Desde la explanada del Auditorio comenzaba la experiencia, pues trajeron artículos originales de las pelis, entre ellos el traje original de Darth Vader (ese personaje es lo máximo!!), el de Chewbacca, el de dos de los Ewoks del Episodio VI, una réplica de Yoda (ese personaje también es bárbaro!!), la placa que simulaba el congelamiento de Han Solo en el episodio V, escenarios para tomarse la foto como la Estrella de la Muerte, Tatooine y las naves de los soldados de la República.

No era raro ver entre la concurrencia a algunos Storm Troopers que deambulaban por ahí para que nos tomáramos la foto, y tampoco faltaron las personas caracterizadas de los emblemáticos personajes, abundando las capas, los cascos, los sables láser y el conocidísimo peinado de la princesa Leia en el episodio IV – que bien dice César que parecen roles de canela, o como bien dice también mi mamá, un par de audífonos antiguos –.

Era increíble ver a todas esas nuevas generaciones de fans de la saga, pequeños ‘caballeros Jedi’ y nuevas aguerridas princesas galácticas que siguen admirando y dando continuidad a esa grandiosa trama, a 33 años de haber sido lanzada.

Ya adentro, luego de la tercera llamada, las luces se apagaron y las percusiones procedieron al clásico redoble que anuncia una producción de 20th Century Fox, y de repente, en una pantalla gigante al fondo del escenario, surgió el emblemático ‘A long time ago, in a galaxy far, far away’..., y que se arranca la orquesta con el tema principal (miren que al momento de contárselos me sigo emocionando!!), con imágenes de los seis largometrajes como fondo.

Posteriormente salió Anthony Daniels, el actor que hizo el papel de C3PO en la totalidad de los episodios, quien fungió como narrador de la presentación de ese día con su dicción perfecta, lo mismo que su entonación y su forma de transmitir las emociones de cada parte – por cierto, siempre pensé que quien personificaba a C3PO era una máquina y no una persona, qué tal… pero ahí vimos también su traje y en realidad era el efecto visual del cine lo que lo hacía ver tan flaquito. Delgado, indudablemente, pero no como una espina de pescado –.

El relato no fue en el orden que salieron las películas, sino la historia de principio a fin: desde la infancia de Anakin Skywalker y su caída al lado obscuro de la Fuerza, hasta las hazañas de su hijo Luke y las fuerzas rebeldes.

Daniels introducía cada parte, la cual proyectaba la esencia de algunos personajes, o las relaciones que se dieron entre ellos, o algunos de los momentos que les tocó vivir para poner fin al Imperio, todo con escenas perfectamente seleccionadas.

Mención especial merece el momento en que la orquesta interpretó la legendaria ‘Marcha imperial’, la canción por excelencia de Vader – que es tan fuerte, tan impresionante, que ante el éxito obtenido fue ejecutada de nueva cuenta al término del espectáculo –.

Al final, todos los asistentes nos pusimos de pie para ovacionar con aplausos interminables a la orquesta por su interpretación, a Lucas por ser artífice de ese mundo fantástico y a John Williams, que si no fuera por sus partituras no imaginaríamos completa esa maravillosa historia.

Y que la Fuerza nos siga acompañando, jaja!!

viernes, 2 de julio de 2010

El llanto humanista: adiós a Saramago y a ‘Monsi’

Luego de los lamentables – aunque veladamente esperados – fallecimientos de José Saramago y Carlos Monsivais, el humanismo sigue llorando la pérdida de dos de sus más grandes representantes en tiempos recientes. Ambos, reconocidos críticos de los regímenes opresores; ambos, luchadores incansables de los grupos minoritarios.

Los dos fueron abogados de las causas más nobles; los dos, hombres de carne y hueso que supieron dar a los ideales la voz necesaria para salir del anonimato. Saramago y ‘Monsi’ siempre serán conciencia social y mano solidaria, congruencia absoluta y la más diáfana de las sensibilidades.

En lo personal, mi historia con esos personajes se dio de la siguiente forma:

Cuatro días antes que César y yo iniciáramos nuestra historia – es decir, el 10 de diciembre de 1998 –, Saramago era galardonado con el Premio Nobel de Literatura, así que la coyuntura pareció vincularnos tempranamente. En octubre del año siguiente celebramos un año de habernos conocido y 10 meses de estar juntos comprando ‘El Evangelio según Jesucristo’, una joya literaria que había que conocer personalmente.

Y no se queda corto el adjetivo, pues aunque esa hubiera sido la única obra de Saramago, con eso yo también le daba el Nobel: simplemente excelente, por la forma y por el fondo, por todo el planteamiento en sí mismo. Y quedamos tan embelesados con tan buena historia que seguimos leyendo otros de sus textos.

A mediados de 2003, hojeando el periódico, me enteré que el fin de semana siguiente José Saramago estaría en México firmando libros en la sucursal del Fondo de Cultura Económica (FCE) ubicada en Miguel Ángel de Quevedo. Ni tardas ni perezosas fuimos mi mamá y yo desde las diez y pico de la mañana, siendo que la firma estaba anunciada de 12 a 14 hrs. Si bien había ya varias personas, todavía no estaba la multitud.

Pero como todo en nuestro México, poco a poco empezó a llegar la gente a la que le ‘apartaron’ lugar, los que buscaron y encontraron un conocido en la fila y no faltaron los que descaradamente se colaron.

Más allá de lo indignante que resultan esas prácticas, todo dio un giro inesperado cuando los organizadores del FCE salieron a la calle para decir ‘En un momento más se entregarán las cien fichas para ver a Saramago’. ¡¡¡¿¿¿Fichas???!!! Claramente el periódico marcaba dos horas para el evento, así que no nos quedaríamos sin ver a Saramago por un puñado de abusivos.

En ese momento me puse rabiosa, y de manera ‘alteradamente racional’ grité ‘Dijeron que el evento sería de 12 a 14 hrs., y si quieren aplicar el sistema de fichas están contradiciendo su propio anuncio. Eso es publicidad engañosa, no quieran tomarnos el pelo, queremos ver a Saramago, lo queremos ver. Y si quieren con fichas, que repartan otras cien’.

Y la gente de la fila que llegó después de nosotros pero antes de los que se pasaron de ‘audaces’ me secundó con firmeza, armándose un escándalo que orilló a los del FCE a imprimir otras cien fichas de acuerdo a mi propuesta.

Habiendo garantizado nuestra entrada a la librería me puse en paz y me hice ‘que la Virgen me hablaba’ al momento de ingresar, no fueran a impedirme el acceso por revoltosa, jajaja!!

Adentro fue muy emocionante poder saludar – de beso y todo – a un hombre como Saramago, el de las letras más lúcidas, el de los grandes textos provenientes de una mente tan imaginativa. Y lo mejor: siempre podré remitirme al librero de casa y ver las fotos que nos tomamos con el escritor, o abrir El Evangelio según Jesucristo o El hombre duplicado y ver plasmada la fecha de ese momento: 17 de mayo de 2003.

Curiosamente en el mismo evento, luego de saludar a Saramago, vimos a Carlos Monsivais, ‘Monsi’, quien en un momento giró hacia donde yo estaba, de manera automática levanté la cámara y sonrió de manera chusca al tiempo que hacía una reverencia que también fue captada para nuestra posteridad personal.

Y esa no fue la primera ni la única vez que vimos a Monsi: una vez lo descubrimos saliendo de la estación del metro Bellas Artes rumbo a un homenaje organizado a Jaime Sabines en el marco de su primer aniversario luctuoso. Caminaba entre la gente como cualquier hijo de vecino, y ante los saludos de quienes hacíamos fila levantaba la mano, a pesar de su característica timidez.

En otra ocasión lo vimos en la inauguración del Museo del Estanquillo, el recinto que creó para compartir sus colecciones de múltiples objetos que reflejan el imaginario colectivo del mexicano urbano de distintas épocas. El evento sólo pudo ser organizado por y para él, pues reunió a personajes tan diversos como Rafael Barajas ‘El Fisgón’, Carlos Slim y Tongolele, y tocaban cha cha cha como música de fondo y el lugar quedó sensacional.

Más allá de los lugares comunes utilizados por políticos, barberos y pseudo amigos que les salieron a los dos escritores luego de su deceso, lo cierto es que dejan un vacío intelectual que difícilmente podrá ser llenado, pues en estos tiempos de consumismo, deshumanización, individualismo, frivolidad y materialismo, no veo a quién le importa promover los valores de todos los tiempos: la esencia, la fraternidad, la sensibilidad y el amor.