viernes, 30 de octubre de 2009

Patrimonio cultural inmaterial de México para el mundo

Este será un fin de semana largo, perfecto para descansar y, coincidiendo con las fechas, disfrutar de un delicioso pan de muerto con chocolate (en casa tenemos unas tablillas de Chiapas que le regalaron a César, buenísimo, con fuerte sabor a canela, mmm). También se presenta la oportunidad de visitar alguna ofrenda de Día de Muertos.

Es curioso cómo para los mexicanos es algo tan normal lo de estas fechas: poner o visitar un altar dedicado a los seres queridos que han fallecido, colocar sus fotos, la comida que les gustaba, velas para iluminar su camino de regreso a casa, flores, papel picado de colores y un sinnúmero de particularidades dependiendo los usos y costumbres de cada familia (refrescos, cigarros, tequila, juguetes, música, etc…).

Y digo que es curioso porque para el resto del mundo, la cosa de la muerte es intocable, de luto riguroso, algo para irse con tiento y respeto absoluto. Hay extranjeros radicando desde hace añísimos en nuestro país que siguen sin asimilar una calavera de azúcar con su nombre en la frente. O hay otros que encuentran tenebroso comer ‘pan de muerto’ y pedir una rebanada ‘con huesitos’.

Tan especial es la forma como celebramos y veneramos a la muerte, que en 2003 la UNESCO proclamó a la Festividad Indígena de Día de Muertos en México como Obra Maestra del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y en 2008 fue incorporada a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. Este reconocimiento se otorga a aquellas manifestaciones culturales que continúan hasta nuestros días y que han sido transmitidas de generación en generación, formando parte de la identidad de un grupo, reflejando su cosmovisión.

Nosotros nos enteramos que este año se cumple el 15º aniversario de las ofrendas de Día de Muertos en el Museo Dolores Olmedo, un lugar que en sí mismo es hermoso, con sus pavorreales, sus bugambilias y unos xoloitzcuintles que están simpatiquísimos. Las fiestas ‘de muertos’ del lugar tienen fama y por eso queremos ir.

Este año, las ofrendas serán para doña Lola y su mamá, Diego Rivera, Frida Kahlo, José Guadalupe Posada (nuestro artista por excelencia del Día de Muertos) y Fernando Gamboa (un gestor cultural de los grandes, considerado Padre de la Museografía en México).

Lo único que me brincó fue que las ofrendas del Dolores Olmedo estarán del 28 de octubre al 3 de enero. Es cuando viene el dilema cultural de la globalidad: ¿qué tanto las tradiciones deben conservarse puras o qué tanto deben adaptarse a los flujos masivos de visitantes y al consumo cultural de la población?

Después de reflexionarlo, de pensar que es un exceso dejar los altares dos meses cuando la celebración es de dos días y de afirmar que sólo extendiendo el plazo se pueden distribuir las cargas de visitantes para que todos los disfruten, he llegado a la conclusión de que se puede permitir ese plazo, siempre y cuando se preserve la esencia de la manifestación cultural.

Lo mismo sucede con la Ceremonia Ritual de los Voladores – conste que se utiliza el nombre genérico, porque aunque los de Papantla son los más conocidos, existen otros poblados donde la tradición de los voladores está muy arraigada, como en Puebla –, a quienes hace unas semanas la UNESCO también incorporó a la misma Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Uno puede ver su rito a las afueras del Museo Nacional de Antropología casi hora tras hora, ante lo cual muchos cuestionan la legitimidad de la tradición. Yo pienso que es tan válido como las ofrendas, siempre y cuando los voladores porten su vestimenta típica, que transmitan ‘el vuelo’ de padres a hijos y que sientan suya la tradición, más allá de hacerlo como un negocio.

viernes, 23 de octubre de 2009

El griego que está de visita en la ciudad

Hace unos meses, el Museo de Bellas Artes anunció que su próxima exposición sería de la obra de Doménikos Theotokópoulos, mejor conocido como El Greco. Si bien es cierto ya se habían visto uno o dos cuadros suyos en México, nunca se había presentado una magna muestra del pintor griego que se hiciera famoso en España.

Yo permanecí expectante desde ese día, así que inaugurada la muestra, ni tardos ni perezosos programamos la ida al museo hace unos fines de semana, y cómo no hacerlo, si El Greco es uno de mis pintores favoritos, si no es que el más, porque fue él quien me adentró en el maravilloso mundo del arte.

Y es que desde mi infancia, mi mamá y yo siempre hemos ido a los museos, incluyendo los de ciencias naturales, historia y cosas chuscas, entre otros. Pero fue hasta 1989 que me enganché con los grandes artistas gracias a una visita que hicimos al desaparecido Centro Cultural de Arte Contemporáneo (de las pocas iniciativas de Televisa que han valido la pena) y fue a una exposición de El Greco.

Recuerdo que entraba uno a la sala y lo primero con lo que se encontraba, sin preámbulo alguno, era El caballero de la mano en el pecho, un retrato magnífico, impresionante, con un hombre ataviado a la usanza del siglo XVI, con saco negro y golilla, con la mirada fija en el espectador sin importar hacia dónde se moviera

(A la fecha pienso en ese cuadro y me estremezco, y gracias a Dios he tenido la fortuna de estar nuevamente frente a ese caballero en dos ocasiones más, en el Museo del Prado, y qué emoción más grande la que provoca, como si fuéramos dos viejos conocidos).

En esta ocasión me dio gusto ver que vamos avanzando en la logística de los museos, porque a diferencia de otras exposiciones masivas donde no tienen mayor control del número de visitantes, aquí iban formando grupos para dosificar la carga de gente que ingresaría a las salas con la finalidad de que se puedan apreciar las obras.

También han prohibido que los estudiantes ingresen a la exposición a tomar notas y hagan mosca al prójimo, pero como apoyo han puesto una mesa especial con libros, fichas y demás materiales informativos, hecho que celebro pues la pseudo didáctica que gusta de copiar los datos y no apreciar el arte en vivo y en directo me parece una pérdida de tiempo que no rinde fruto alguno para crear el gusto por el arte.

Adentro, la museografía es excelente, con paredes azules y la luz mínima para la conservación de los materiales. Así, San Sebastián, San Pedro, la Verónica y la Sagrada Familia reciben al público con toda su magnificencia, finos, lánguidos, haciendo gala de sus tonos rojo y azul tan particulares que al verlos no pueden ser más que de El Greco. Mención especial merece la última sala, con la serie del Apostolado, donde fueron expuestos de manera extraordinaria los retratos de Jesús y los Doce Apóstoles.

En serio que aplaudo la iniciativa y el esfuerzo de la directora de ese museo para traer a México las obras, y también aplaudo que la fila para ingresar a la exposición haya sido larga – larguísima para cuando ya estábamos fuera –, donde la mayoría se ve que iba por gusto y no porque lo mandaran de la escuela, porque todo eso manifiesta un reconocimiento a la maestría de El Greco, quien dominó la técnica, la perspectiva, las luces y sombras, el paisaje y todos los elementos implícitos en una pintura.

Así que, mientras este griego esté en esta ciudad, yo los invito a conocerlo, y si ya lo conocen, deléitense de nuevo con ese maestro entre los maestros del arte universal.

viernes, 16 de octubre de 2009

Hasta que se hizo justicia: Luz y Fuerza del Centro de patitas a la calle!!

El pasado fin de semana sucedió lo inesperado (tanto o más insólito como el retiro de los fishers de Reforma): por decreto, se liquidó a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC), ese nido de haraganes que no hacían más que engrosar las filas de malos servidores públicos del país, una verdadera vergüenza regional.

Y lo digo con conocimiento de causa, como una usuaria agradecida ante el acto de justicia finalmente registrado, porque varias veces nos tocó padecer los abusos, la prepotencia, el ‘vale gorrismo’ y los cobros indebidos de tan poco redituable negocio.

Uno se veía en la penosa necesidad de interactuar con esa mafia cuando no llegaba el estado de cuenta a tiempo. Eso implicaba que el pago debía hacerse en las oficinas de LFC, ya no en los bancos. Ah, y sólo en el local cercano al domicilio, porque no importaba que uno tuviera una oficina de Luz y Fuerza de camino a la oficina: su cerrazón era tal y sus bases de datos – si es que existían – tan deficientes que no aceptaban el pago si no correspondía zona; así de burocrático era el procedimiento.

Ahí iba uno a hacer fila desde las 7 o 7.15 hrs., aun cuando la apertura de los locales es a las 8. La fila crecía y crecía, y cuando daba la hora y uno pesaba que todo se iba a agilizar, nada, porque abrían alrededor de 15 minutos después.

La puerta se abría, uno entraba en orden, subía las escaleras y volvía a pensar que pronto saldría del trámite… pero nada, aunque ya estaba al interior de la oficina no había quien atendiera, porque los fulanetes iban llegando a las 8.30.

Aparecían al fin, uno volvía a hacerse ilusiones de pronto pago, veía que se acomodan en su respectiva caja y… oh sorpresa, después de ‘checar tarjeta’ y saludar a los cuates, se salían a desayunar, ya fuera salir y comprar algo o de plano darse a la fuga otra media hora. Total que de 6 u 8 cajas no funcionan más de una o dos.

Cuando llegaba el turno, en lugar del ‘buenos días’, los personajes lo recibían a uno con la típica actitud prepotente, amargada y resentida que sólo respalda un sindicato, esa que no conoce los conceptos ‘calidad’, ‘eficiencia’ y ‘atención al cliente’ porque sabe que su permanencia laboral es intocable.

Eso suponiendo que uno iba por lo del pago, pero si era por algo ‘más complicado’ como cambio de domicilio y necesitaba ir a casa y regresar con otro documento, más valía haber llegado a más tardar a las 7.30 o mejor regresar otro día, porque como en concreto lo venían atendiendo a uno alrededor de las 9, 9.30 de la mañana, la vuelta podría ser infructuosa porque cerraban a las 14 hrs. el changarro.

Y a pesar de todo, ellos tenían el trabajo asegurado (igual que los profes, pues tal parece que una plaza de esas es vitalicia e incluso heredable a los descendientes. Y uno preocupándose por hacer su trabajo lo mejor posible para conservarlo…), con jubilaciones del 180% del salario a los 50 años de edad o menos (y uno tiene que esperarse a cumplir 60 y chutarse 30 de servicio…) y no pagan por el suministro de luz en su domicilio, cuántos colmos juntos!!

Por todo eso, qué bueno que el gobierno supo mover las piezas: lo hizo en sábado, con la noticia de la Selección de Futbol habiendo calificado para el Mundial y todo mundo festejando. Seguro hasta el domingo o incluso hasta el lunes que llegaron a las 8.30 a su lugar de trabajo, se enteraron esos parásitos de que su reinado había terminado.

Anden, malditos, ahora a padecer. Y que si no fue la forma adecuada para tomar las instalaciones, que si el gobierno hubiera negociado con los electricistas, etc… etc… nada cuenta: lo importante es que nos quitamos a esa lacra de encima, que ahora tiene el descaro de pedir el respaldo de la ciudadanía: sufran, infelices, y que el mismo sistema que los fabricó los haga pasar malos ratos como lo hicieron con nosotros, los usuarios.

Y que los demás sindicatos tomen nota, porque un día les llegará ‘su San Martín’: puñado de holgazanes…

viernes, 9 de octubre de 2009

La nueva era de los Juegos Olímpicos

En 1896 nacieron los Juegos Olímpicos modernos por iniciativa del francés Pierre de Coubertin, con los cuales se rescató la tradición griega de la competencia deportiva a gran escala. Casi cien años después, en Barcelona ’92, una nueva era en el olimpismo parecía anunciarse: la de las grandes ganancias, las magnas inauguraciones, los constantes escándalos por dopaje y la rapiña por obtener la sede olímpica.

En el caso de ‘los dineros’, se ha confirmado la máxima de que ‘con dinero baila el perro’, siendo Atenas el caso más claro; por obvias razones, se pensaba que sería la sede natural para albergar los Juegos Olímpicos del centenario. Pero entre que Grecia es un país atrasadón, que no contaban con la infraestructura necesaria (ni tiempo ni recursos para construirlos) y que Estados Unidos hizo sus gestiones políticas al más alto nivel en el Comité Olímpico Internacional (COI), Atlanta albergó los juegos de 1996.

Le siguieron Sidney 2000 (que por su ubicación geográfica ‘nos condenó’ a vivir de las repeticiones televisivas), Atenas 2004 (una sede otorgada ‘de perdis’, cuando concluyeron los trabajos iniciados para 1996) y, los más recientes, Beijing 2008 (sin comentarios, lo chino no es lo mío).

En cuanto a las sedes olímpicas, la cosa se ha convertido en verdadero asunto de Estado, tal como lo pudimos ver la semana pasada cuando Tokio, Chicago, Rio de Janeiro y Madrid contendían por la sede de 2016.

En Copenhague, a la espera del anuncio, estaban atletas de la talla de Michael Jordan y Pelé, sumados a personalidades como los Reyes de España, Zapatero, Lula da Silva y el mismísimo Obama, cada uno con ‘su santo’ (aunque creo que eso no debería contar del todo porque lo que se requiere son instalaciones deportivas y una gran capacidad logística, más allá de ‘los pesos pesados’ que intentan intimidar, perdón, convencer a los jueces que dan el visto bueno).

Yo soy partidaria de la planeación (incluso me declaro ‘planeadora extrema’) y creo que el lanzamiento anticipado de candidaturas para albergar los Juegos Olímpicos obedece a que así se puede tener todo listo a tiempo. Pero aun así, pienso que ir en avanzada dos ediciones es un exceso, y más si tomamos en cuenta que las que se postulan son ciudades ‘pudientillas’, o sea que no parten de cero.

En la sesión del viernes pasado, la ciudad ganadora fue Río, donde un factor decisivo fue el hecho de que hace décadas no se celebra una Olimpiada en América Latina, aunado a que Madrid quedaba fuera casi en automático porque la sede previa es Londres y tradicionalmente no hay ‘sedes consecutivas’ en el mismo continente, que Tokio estuvo un poco ‘apagadito’, y que Chicago no tuvo un arranque espectacular aunque los Obama quisieron hacer el sprint final.

(Nota al margen: no sé en qué momento Brasil ‘nos rebasó’ hasta en los deportes; tienen mejores combustibles, ya superaron la crisis, tienen una política exterior de miedo, etc… etc… etc… La respuesta es fácil: simplemente un caso de ‘querer es poder’…)

viernes, 2 de octubre de 2009

Nuevos impuestos: que se los pague su abuela

Con la propuesta económica 2010, no cabe duda que las autoridades ya abusaron: siempre somos los cautivos de los que se quieren colgar para sacar los recursos que les faltan. Y por cautivos me refiero a los asalariados, a los consumidores de bienes y servicios y a quienes generan estos últimos.

Concretamente haré referencia al impuesto de 2% generalizado al consumo que pretenden implantar, que para mi no es más que un IVA disfrazado que va a llegar para quedarse.

¿Se acuerdan que en la crisis derivada del llamado ‘error de diciembre’ de Ernesto Zedillo aumentaron el IVA del 10 al 15% como medida ‘temporal’ para aumentar la recaudación y con ello acelerar la salida del bache? 13 años después seguimos pagando el mismo 15%.

O el caso de la tenencia vehicular, que nació para generar recursos que financiaran los Juegos Olímpicos de 1968; 41 años después, año con año nos llega sin falta el requerimiento para hacer el pago correspondiente (y, curiosamente, aunque día a día el valor del auto se deprecia, la tenencia es cada vez más costosa…).

Y un ejemplo más: el del predial, que fue creado como medida provisional para que el gobierno renovara la flota pesquera del país… y ni se renovó nada ni se eliminó el impuesto.

Ante esos escenarios fiscales yo me pregunto, ¿porqué tenemos que pagar doble por lo que tenemos, porqué si ya pagamos un auto además debemos aportar una especie de renta anual, lo mismo que por tener un bien inmueble? Ahora qué, ¿también tenemos que pagar 2% como pago de un derecho a comprar o qué les pasa?

Si el gobierno federal necesita dinero, yo les propongo algunas medidas elementales para recortar gastos y así contribuir con la economía nacional:

- Suspender la construcción de edificios públicos. No es posible que en estos tiempos difíciles se continúe con la edificación de inmuebles como el del Senado, al cual veo crecer diariamente a pasos agigantados, sin detenerse por falta de presupuesto, como si actualmente no tuvieran las sedes de Xicoténcatl y El Caballito.

- Eliminar privilegios de mandos superiores. ¿Por qué las altas jerarquías del gobierno van a tener gasolina, comidas de lujo ‘todo pagado’, celular, vehículo oficial, chofer, etc… etc… además de un salario privilegiado? Dijeran los economistas que eso es ‘regresivo’, pues quienes deberían tener prestaciones para transporte y despensa son los que menos ganan. Como dijera una chica del trabajo, ‘Al momento de contratarte, ¿apoco te preguntaron cómo ibas a llegar a la oficina?’ Por supuesto que no!! Así que cada quien que pague lo elemental.

- Suspender la remodelación de edificios públicos. Tampoco concibo que contemplen partidas millonarias para continuar remodelando oficinas gubernamentales. Tal es el caso de SEDESOL, donde a pesar de que se necesita una ‘manita de gato’, se puede aguantar con lo que se tiene; en estas circunstancias, las remodelaciones son un lujo del que se puede (y se debe) prescindir.

- Homologar salarios entre funcionarios públicos. No sé si ustedes sepan, pero existen diversos tabuladores en el gobierno federal. Cada puesto tiene una clave (O para jefes de departamento, N para subdirectores, M para directores, L para directores generales adjuntos, etc…) y dentro de éstas las clasificaciones 1, 2, 3 y A, B, C. Es decir, los A1 son ‘los básicos’ dentro de la estructura y los C3 los más altos. Pero, ¿por qué las diferencias, por qué no respetar la máxima de ‘a trabajo igual, condiciones iguales’, por qué catalogar a los funcionarios como de primera, segunda, quinta y hasta de novena (de acuerdo a las combinaciones alfanuméricas) si cumplimos las mismas funciones aunque sea en distintas dependencias? Que dejen a todos con A1 para ahorrar.

- Suspender la renovación de plantas vehiculares institucionales. No veo la razón por la que el presupuesto deba incluir un monto para comprar vehículos nuevos: ¿qué pasa si un alto funcionario es trasladado en un auto del 2007 y no del 2009, qué diferencia existe entre hacer trabajo de campo en una camioneta del 2006 y no del 2010? No pasa absolutamente nada.

No conozco el texto íntegro de la propuesta económica (ni pienso hacer corajes adicionales leyéndolo), pero el documento no es más que una salida fácil al problema financiero que atraviesa nuestro país desde hace unos meses, una especie de ‘peor es nada’ económico que no parece aportar gran cosa a la nación.

‘Mangos’ con eso de que es para los pobres: será para ellos, sí, pero como una caridad y no como un instrumento para crearles mejores condiciones reales de vida, como un empleo digno que les permita superar su condición de pobreza. En pocas palabras, dejemos a un lado las limosnas de pescado y mejor enseñemos a pescar a esas personas.

Y si con nuevos impuestos pretenden salir adelante – o mejor dicho, no caer más profundo, porque lo que quieren no es terminar con el problema sino administrarlo a su conveniencia –, yo les digo con toda la cortesía del mundo: ‘Señores, que se los pague su abuela’.