viernes, 13 de marzo de 2009

Starbucks o El Jarocho: un falso dilema

No es raro que un fin de semana digamos ‘Vamos al Jarocho’, y eso significa tomar un buen café con dona en Coyoacán. El sábado pasado mi mamá y yo fuimos y, como es costumbre por la compañía y por el lugar, pasamos un rato sensacional tomando un delicioso capuchino con cajeta, ese que tiene el punto exacto de dulce, mmm.

Nos instalamos afuera del local, bajo el cielo azul y el sol de la mañana, justo enfrente de un puesto de flores, muy cerca de una churrería y de una sucursal de El Sótano, que les quedó particularmente bien.

Ahí platicamos mientras veíamos pasar a la gente; iban y venían las familias, los niños en sus carritos, los perros, los vendedores de artesanías oaxaqueñas de madera (qué bonitos son los separadores y los palillos botaneros pintados a mano!!), los vendedores de collares y pulseras, los boleros con todo y carrito, los merengueros y un sinnúmero de personajes citadinos.

Terminamos el café y al entrar de nuevo al lugar para tirar el vasito vimos que en una de las paredes estaba la reproducción de un artículo publicado por el periódico Reforma con el título ‘¿Starbucks o El Jarocho?’.

En respuesta al supuesto dilema, he aquí mi análisis comparativo:

Los locales comerciales de ambos son muy distintos: Starbucks vende el concepto de mundo global, con acceso a internet, sillones, detalles minimalistas y música new age, en tanto que El Jarocho hace gala de lo local, con banquitas de hierro forjado en la banqueta, guacales de plástico (que sí va con g, de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española) a manera de mesas y la música esporádica de los trovadores que van a la plaza coyoacanense.

La variedad de bebidas es casi la misma, pues El Jarocho está diversificando la oferta y ahora también tiene las opciones light, fría y deslactosada, más capuchino con malvaviscos o vainilla.

Para acompañar, Starbucks tiene pastel de chocolate, limón, manzana y zanahoria, que no le piden nada a las trenzas, donas y panqués de El Jarocho (me confieso aficionada a los paletones, que son donas ensartadas en un palito de paleta de madera, cubiertas de chocolate y espolvoreadas con chochitos de colores. Esas las he comido toda la vida, desde que íbamos mi mamá, mis abuelitos y yo al Doni Donas de Insurgentes, mmm).

Y si alguien quiere algo salado, Starbucks tiene ensaladas, sándwiches y focaccias con carnes frías, quesos y versiones veggie (sólo vegetales), mientras que El Jarocho vende las tradicionales tortas y sincronizadas de jamón y queso.

Los precios sí se van a los extremos: un capuchino de Starbucks, tamaño estándar, con leche light, está en unos 35 o 37 pesos, mientras que el mismo capuchino en El Jarocho cuesta 10.50 pesos. Es decir, por un Starbucks se compran 3 Jarochos y con una módica diferencia hasta alcanza para un panecito, que cuesta 6.50 o 7 pesos.

En cuanto a la esencia, o sea la calidad del café, ahí si ni hablar: El Jarocho es muy superior a Starbucks, pues como su nombre lo indica, es café veracruzano que, junto con el chiapaneco, conforman la mejor oferta nacional por su aroma y grado de acidez.

Todo lo anterior sólo muestra que Starbucks y El Jarocho son dos conceptos completamente distintos que, a mi gusto, ni siquiera compiten entre sí. La cadena estadounidense tiene su propia estrategia de expansión y su mercado, en tanto que El Jarocho se inclina por lo tradicional y cuenta con una clientela segura sin importar que sólo tenga 7 locales contra los cientos de establecimientos Starbucks ubicados en toda la ciudad.

Yo diría que es cuestión de preferencias, y si de estas se trata, la mía es bien clara: basta con recordar las mañanas de sabadito en una banca de hierro forjado bajo el sol y el cielo azul que les conté al iniciar este blog.

2 comentarios:

Rodrigo dijo...

Pues mira, yo coincido con muchas otras personas, dos de ellas muy conocedoras del cafe (que han asistitdo a catas y cursos) que el sabor del café del jarocho es malo, y que lo que tiene más bien es la fama. Claro, en gustos se rompen géneros y es muy respetable tu opinión y gusto por ese café.

Lo que si es que, la atención en el jarocho es PÉSIMA, de verdad que les urge darles un cursito de buenos modales y de atención al cliente. Te despachan de mala forma, y su trato es como "dime rápido lo que quieres por que me haces perder el tiempo y tengo que atender a mucha gente"
Se les nota que solamente trabajan por tener un lugar que les dé un salario cada quince días.
Por otro lado, Starbucks no vende café, Starbucks lo que vende es un estilo de vida, en el cual han cuidado cada detalle con mucho esmero. La atención que te dan es lo opuesto a la atención del jarocho, y por supuesto que si alguien te atiende mal, de inmediato vas a hablar con el gerente y atiende tu queja en el momento, cosa poco vista en muchos negocios de origen mexicano.

Si, es lamentable que ocurran cosas de este estilo, pero lo que creo es que el jarocho ya se estacionó en su zona de confort y cree que como ya tiene una clientela cautiva, pues ya no hay nada más que mejorar y que ofrecer, por lo que su carta siempre es la misma. Y mira, ellos se jactan de estar en esa esquina por ya casi 80 o 90 años.... Starbucks fue fundada en 1971, o sea, hace 39 años y es una empresa mundial con cientos de sucursales en todo el mundo....¿no crees que, siendo México un país productor de café de excelente calidad debería ser quien hubiera sido el creador de una cadena con tanto éxito como Starbucks?
o, ¿cómo explicas que aún dando más caros sus productos, los Starbucks tienen más clientes y más sucursales que el Jarocho?¿los mexicanos somos malinchistas? ¿o será que ya estamos comenzando a pagar por productos de buena calidad y en un entorno agradable y a pedir una buena atención?

Por supuesto es mi punto de vista, llegué a tu blog por casualidad, pero quise dejarte mi humilde opinión....

Saludos, Rodrigo

Jalex dijo...

La RAE no tiene validez en México (ni en ningún otro país que no sea España). El diccionario que nos rige es el de la Academia Mexicana de la Lengua dónde guacal no existe, es huacal.