César
y yo paseábamos por Madrid cuando la capital española se encontraba entre las
cinco ciudades finalistas para acoger los Juegos Olímpicos de 2012; todo estaba
impecable y prácticamente todos los postes de las avenidas principales
ostentaban el logo oficial de la candidatura. ‘¡Qué bien si lo logran, es una linda ciudad’!, pensamos. Semanas
más tarde el fallo favoreció a Londres, la capital británica, que no conocíamos
entonces.
Poco
tiempo después tuvimos la fortuna de estar allá, experiencia que nos dejó un
gran sabor de boca (ver el Tutti Frutti
del 14 de mayo de 2010). Ahhh, Londres, con todos sus museos, sus calles, autobuses
y detalles en rojo, sus gigantescos parques y todo lo ‘british’ que lo hace tan pero tan especial, como los uniformes de los
guardias reales, Sherlock Holmes y un etcétera tan extenso como lo son mis
recuerdos de aquel viaje.
Los
años pasaron y finalmente llegamos a la cita olímpica (lugar común en los medios
de comunicación). Confieso que los meses precedentes, incluso las semanas
anteriores, no había sabido ningún detalle de los Juegos Olímpicos por venir;
ni conocía a las mascotas, ni las fechas en que se desarrollarían, ni la
ubicación de la villa olímpica, ni los atletas destacados que competirían, ni
nada. Sin embargo, tenía bien presente que sería en esa magnífica ciudad.
Y
mientras más cerca estábamos del evento y más imágenes pasaban de la capital
británica, mi mente se trasladaba al London Eye (con escenas espectaculares de
la ciudad, a un lado y otro del Támesis), la Torre de Londres, el Palacio de
Buckingham, Paddington (donde estaba nuestro hotel), las calles aledañas a
Oxford Street (donde abundan las comunidades musulmanas), las estaciones del
metro (las más antiguas del mundo, con pasillos estrechos, estrechos, estrechos
y cientos de escalones), los teatros en Picadilly Circus… ufff, cuántos
momentos increíbles pasamos allá!!
El
día de hoy, 27 de julio de 2012, tuvimos la oportunidad de ver en vivo y en
directo, en casita, la inauguración de Londres 2012, y pienso que estuvo, mmm,
bien, sí, bien, quizás algo lenta y, como dice mi mamá, un poco conservadora,
pero vale la pena destacar a Rowan Atkinson (o Mr. Bean, que tiene un humor que
me encanta, jajaja, parodiando con video pegote la película ‘Charriots of fire’, jajaja, y haciendo
de las suyas con un teclado, jajaja), la interpretación de Sir Paul Mc.Cartney
de ‘Hey Jude’ (cuando hay talento…)
y, por supuesto, el desfile de las 204 delegaciones, que son quienes hacen los
Juegos Olímpicos.
(Nota: y mil veces una inauguración como
la de hoy a la ostentación y el absurdo de los chinos hace 4 años en Beijing
2008…).
Y
de lo prescindible estuvieron el antipático de Beckham llegando en una
embarcación con la antorcha olímpica a las afueras del estadio donde fue la
inauguración, y la Reina Isabel II (pobre ñora, qué rancia es… y no sé qué
estuvo peor: si su atuendo fuera de lugar o el hecho de que se estuviera
jugando las uñas mientras pasaba el contingente de atletas británicos…).
Finalmente,
cuando llegó el momento de encender el pebetero (muy original, detalle que
también vale la pena destacar), abrazamos fuerte fuerte a la pequeña Lety (que,
muy ad hoc estrenaba calcetines que
ostentaban la bandera británica), con una emoción muy grande al verla
presenciar sus primeros Juegos Olímpicos (y que esperamos vengan muchos pero
muchos más para compartir con ella!!).