Qué escalofriantes fueron las declaraciones de dos de los hijos de Marcial Maciel durante una entrevista radiofónica realizada por Carmen Aristegui; el muy tipo no se conformó con crear un imperio religioso a costa de la manipulación del prójimo y aprovecharse de su posición para cometer actos de pederastia, sino que tuvo el atrevimiento de abusar sexualmente de sus propios hijos.
Hay quienes dicen que esos muchachos son unos vivales y lo único que quieren es sacar dinero de todo esto. Pero, aunque así fuera, difícilmente obtendrán un beneficio económico, ya que quien abusó de ellos fue el propio Maciel y no la Legión de Cristo; él ya murió y no les dejó un clavo, así que estrictamente no tendrían por qué indemnizarles como organización.
(Se suponía que Maciel había creado un fideicomiso para beneficiarlos, pero en los bancos dicen que no hay fondos en esa cuenta. A mi no me sorprende: si hizo lo que hizo con sus hijos, ¿habría de interesarle su futuro? Por supuesto que no).
Personalmente dudo que esas revelaciones sean una mentira o un chantaje, pues hay que tener muchos pantalones para confesar en radio y televisión las más terribles perversiones contra su persona por parte de ese sujeto – y actos como ese no se compensan ni con todo el oro del mundo –.
Además no son casos únicos: gente respetable que conocemos personalmente como el Dr. José Barba, uno de los mejores profesores del ITAM por su calidad humana, o Alberto Athié, actualmente asesor del Secretario de Educación Pública, han dado la cara, al igual que decenas de personas, para denunciar los abusos del fulano.
Lo que no he podido entender es la relación de Marcial Maciel con el Papa Juan Pablo II: ¿por qué un hombre inteligente, con el corazón tan grande como él, no pudo ver las perversiones que había detrás de la máscara de fe que el sujeto utilizaba, por qué no dar crédito a las innumerables acusaciones que hubo en contra del fundador de los legionarios, por qué no promovió la justicia para todos los afectados?...
Ahora, habrá que esperar a que sigan saliendo los incontables deshechos de la cloaca creada por Maciel, que podrían incluir favores de políticos y empresarios, lavado de dinero y posibles homicidios (sólo Dios y los implicados saben hasta dónde llegó el tipo).
Si abusar de un niño aparece como uno de los crímenes más grandes que se pueden cometer, violentar a los propios hijos definitivamente no tiene perdón. Por eso, seguro el demonio ese está ardiendo en el infierno, porque nunca pareció arrepentirse de nada.
Hay quienes dicen que esos muchachos son unos vivales y lo único que quieren es sacar dinero de todo esto. Pero, aunque así fuera, difícilmente obtendrán un beneficio económico, ya que quien abusó de ellos fue el propio Maciel y no la Legión de Cristo; él ya murió y no les dejó un clavo, así que estrictamente no tendrían por qué indemnizarles como organización.
(Se suponía que Maciel había creado un fideicomiso para beneficiarlos, pero en los bancos dicen que no hay fondos en esa cuenta. A mi no me sorprende: si hizo lo que hizo con sus hijos, ¿habría de interesarle su futuro? Por supuesto que no).
Personalmente dudo que esas revelaciones sean una mentira o un chantaje, pues hay que tener muchos pantalones para confesar en radio y televisión las más terribles perversiones contra su persona por parte de ese sujeto – y actos como ese no se compensan ni con todo el oro del mundo –.
Además no son casos únicos: gente respetable que conocemos personalmente como el Dr. José Barba, uno de los mejores profesores del ITAM por su calidad humana, o Alberto Athié, actualmente asesor del Secretario de Educación Pública, han dado la cara, al igual que decenas de personas, para denunciar los abusos del fulano.
Lo que no he podido entender es la relación de Marcial Maciel con el Papa Juan Pablo II: ¿por qué un hombre inteligente, con el corazón tan grande como él, no pudo ver las perversiones que había detrás de la máscara de fe que el sujeto utilizaba, por qué no dar crédito a las innumerables acusaciones que hubo en contra del fundador de los legionarios, por qué no promovió la justicia para todos los afectados?...
Ahora, habrá que esperar a que sigan saliendo los incontables deshechos de la cloaca creada por Maciel, que podrían incluir favores de políticos y empresarios, lavado de dinero y posibles homicidios (sólo Dios y los implicados saben hasta dónde llegó el tipo).
Si abusar de un niño aparece como uno de los crímenes más grandes que se pueden cometer, violentar a los propios hijos definitivamente no tiene perdón. Por eso, seguro el demonio ese está ardiendo en el infierno, porque nunca pareció arrepentirse de nada.