Es frecuente recibir correos electrónicos donde se enuncian las propiedades de ciertos alimentos que los convierten en auténticas maravillas para la salud. Entre ellos se mencionan la soya y los fitoestrógenos, el brócoli y su poder anticancerígeno, el vino tinto y los polifenoles, los frutos rojos y su protección cardiovascular, el jitomate y su licopeno, el salmón y los aceites omega, y el té verde y su cualidad antioxidante.
Esa información me encanta porque una buena alimentación lleva implícita una mejor calida de vida. Sin embargo, he notado que casi todos esos estudios, si no es que todos, tienen por fuente investigaciones de universidades de EU o Europa, por lo que se centran en productos que tienen a la mano y no siempre tienen que ver con el consumo de nuestro país.
Aquí, la población promedio no está habituada o no tiene los recursos suficientes para consumir esos alimentos recomendados. Consideremos que el kilo de cualquier mora cuesta unos 50 pesos, un litro de leche de soya 20 pesos y un kilogramo de salmón 180 pesos.
Pensé que en México también contamos con nuestros propios alimentos maravillosos, y con ellos me refiero a algo tan común como el amaranto, el nopal y el chile. Aquí una breve explicación de su calidad excepcional:
Primeramente el amaranto, mejor conocido como ‘alegría’, que es una semilla de fácil digestión, rica en proteínas (tiene 16%, en comparación con el 14.8% del trigo, 9.3% del maíz y 8.7% del arroz). Se le llega a comparar con el nivel proteico de la leche, haciendo recomendable su consumo entre niños y mujeres embarazadas o lactantes. Por su alto valor nutritivo, el amaranto ha sido seleccionado por la NASA para alimentar a los astronautas en el espacio. Entre sus propiedades destacan altos niveles de aminoácidos esenciales como la lisina y el triptófano.
Por otra parte está el nopal, un alimento versátil y fácil de preparar. Contiene una buena porción de fibra, lo que previene estreñimiento y cáncer de colon. Los nopales son una buena fuente de calcio y evitan que se acumule el colesterol en las arterias. Por si fuera poco, se sabe que sus fibras vegetales ayudan a controlar el exceso de ácidos gástricos, protegiendo la mucosa intestinal de úlceras y otros padecimientos estomacales. El nopal también contiene vitaminas A, complejo B, C y minerales como magnesio, potasio y hierro, así como aminoácidos, lignina y pectina.
Y uno más: el chile, ese mexicanísimo ingrediente que no sólo da a la comida un sabor particular, sino que aporta al organismo buenas porciones de vitamina C, además de tener propiedades antimicrobianas y anticancerígenas gracias a su compuesto denominado capsaicina. También es diurético, antiséptico, laxante y contribuye a disminuir ciertos dolores, como los cólicos.
Finalmente, y no menos importante, está la ingesta de insectos. Sí, sé que no es agradable pensar en tomar por una pata a un grillo secado y salado para comerlo como botana, pero para aquellos que son ‘aversos al riesgo’ se procesan y ya está.
Diversos estudios realizados por el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma de Chapingo destacan el valor nutricional de esos pequeños seres. Por ejemplo, las galletas hechas con harina de lombriz de tierra contienen 52% de proteína y las tortillas de harina de chapulín 85%, ayudando a la reparación de tejidos y músculos, además de mejorar la consistencia de la sangre.
La clave está en no decir que contienen bichos y todo mundo los comeríamos sin chistar, jaja. Así lo han hecho en escuelas de zonas marginadas y la incidencia de anemia ha disminuido considerablemente.
¿Qué tal…? Así que ahora, bien podríamos hacer nuestros propios ‘power point alimenticios de exportación’: alimentos de México para el mundo!!
Esa información me encanta porque una buena alimentación lleva implícita una mejor calida de vida. Sin embargo, he notado que casi todos esos estudios, si no es que todos, tienen por fuente investigaciones de universidades de EU o Europa, por lo que se centran en productos que tienen a la mano y no siempre tienen que ver con el consumo de nuestro país.
Aquí, la población promedio no está habituada o no tiene los recursos suficientes para consumir esos alimentos recomendados. Consideremos que el kilo de cualquier mora cuesta unos 50 pesos, un litro de leche de soya 20 pesos y un kilogramo de salmón 180 pesos.
Pensé que en México también contamos con nuestros propios alimentos maravillosos, y con ellos me refiero a algo tan común como el amaranto, el nopal y el chile. Aquí una breve explicación de su calidad excepcional:
Primeramente el amaranto, mejor conocido como ‘alegría’, que es una semilla de fácil digestión, rica en proteínas (tiene 16%, en comparación con el 14.8% del trigo, 9.3% del maíz y 8.7% del arroz). Se le llega a comparar con el nivel proteico de la leche, haciendo recomendable su consumo entre niños y mujeres embarazadas o lactantes. Por su alto valor nutritivo, el amaranto ha sido seleccionado por la NASA para alimentar a los astronautas en el espacio. Entre sus propiedades destacan altos niveles de aminoácidos esenciales como la lisina y el triptófano.
Por otra parte está el nopal, un alimento versátil y fácil de preparar. Contiene una buena porción de fibra, lo que previene estreñimiento y cáncer de colon. Los nopales son una buena fuente de calcio y evitan que se acumule el colesterol en las arterias. Por si fuera poco, se sabe que sus fibras vegetales ayudan a controlar el exceso de ácidos gástricos, protegiendo la mucosa intestinal de úlceras y otros padecimientos estomacales. El nopal también contiene vitaminas A, complejo B, C y minerales como magnesio, potasio y hierro, así como aminoácidos, lignina y pectina.
Y uno más: el chile, ese mexicanísimo ingrediente que no sólo da a la comida un sabor particular, sino que aporta al organismo buenas porciones de vitamina C, además de tener propiedades antimicrobianas y anticancerígenas gracias a su compuesto denominado capsaicina. También es diurético, antiséptico, laxante y contribuye a disminuir ciertos dolores, como los cólicos.
Finalmente, y no menos importante, está la ingesta de insectos. Sí, sé que no es agradable pensar en tomar por una pata a un grillo secado y salado para comerlo como botana, pero para aquellos que son ‘aversos al riesgo’ se procesan y ya está.
Diversos estudios realizados por el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma de Chapingo destacan el valor nutricional de esos pequeños seres. Por ejemplo, las galletas hechas con harina de lombriz de tierra contienen 52% de proteína y las tortillas de harina de chapulín 85%, ayudando a la reparación de tejidos y músculos, además de mejorar la consistencia de la sangre.
La clave está en no decir que contienen bichos y todo mundo los comeríamos sin chistar, jaja. Así lo han hecho en escuelas de zonas marginadas y la incidencia de anemia ha disminuido considerablemente.
¿Qué tal…? Así que ahora, bien podríamos hacer nuestros propios ‘power point alimenticios de exportación’: alimentos de México para el mundo!!