En serio que México es el país donde nunca hay explicaciones. Y no sólo se trata de magnicidios, decomisos millonarios, tráfico de especies animales o desapariciones. Caí en cuenta de esto el miércoles pasado, cuando César y yo íbamos en el metro de regreso a casa, como todos los días.
Aunque no es raro, de repente se quedó parado el tren en una estación. Uno, dos, tres minutos. Las puertas abiertas, la gente comenzando a desesperarse. Y el sonido local mudo, no decía nada. ¿Por qué se para el metro, sucedió algo adelante, por qué no siempre se detiene el mismo tiempo en cada estación si no depende del tránsito vehicular? Nunca hay explicación.
Llegando a la penúltima estación, Copilco, mi mamá nos habló para decirnos que estaba cerrada con patrullas la avenida que lleva a Ciudad Universitaria, por lo que teníamos que tomar el autobús para vernos cerca de casa.
Ya en el paradero, no había un solo camión, nada, sólo gente desorientada y decenas y decenas de personas caminando más de un kilómetro para llegar a donde hubiera transporte – por Iman y Aztecas –.
¿Qué pasaba, porqué tantas patrullas en las cercanías: acaso un operativo anti-piratería, un plantón de los vecinos de esa colonia, un accidente, huelga de microbuseros?... Todo podía estar sucediendo, y los patrulleros bien metidos en sus destartaladas patrullas, orgullosos de su ineptitud. O como diría mi querido primo Luisín, ‘evitando la fatiga’, jaja.
Nadie sabe nada, nunca hay explicación y eso se presta a ligerezas. Algunos transeúntes decían ‘es una falla eléctrica general en esa colonia y por eso impiden la entrada a la zona’ – mentira absoluta, todo estaba completamente iluminado –. Otros hablaban de caminar en esos rumbos desconocidos para buscar taxis u otros camiones – para qué meterse a la boca del lobo… –.
¿Por qué no avisar a la gente que llegaba en el metro el por qué de la falta de transporte, por qué no hablar de rutas o vehículos alternativos, cuánto tardaría la contingencia, era peligroso estar ahí?
Y uno porque puede caminar, pero había personas mayores y mujeres con niños pequeños que definitivamente no podían trasladarse a pie a su destino debido al cierre general de la avenida.
Este es sólo un caso, porque lo mismo sucede cuando uno va en su automóvil y repentinamente hay un tráfico terrible, o cuando cierran una ventanilla y hay una fila enorme de personas esperando su turno, etc... Sencillamente, nunca hay explicaciones.