viernes, 17 de abril de 2009

‘Hay un monstruo al final de este libro’

El cuento.

Cuando yo era niña tenía un libro titulado ‘Hay un monstruo al final de este libro’. En la portada venían el título y Archibaldo, el muñequín de color azul que en la serie infantil Plaza Sésamo enseñaba los colores, las figuras y otras monerías. Conforme pasaba uno las páginas, Archibaldo insistía que no había que seguir avanzando pues la advertencia estaba hecha: había un monstruo al finalizar del texto y seguramente uno no se quería topar con él.

Para evitar que continuaras, Archibaldo intentaba amarrar las páginas, tapiaba el paso a la otra sección o ponía piedras para no dar vuelta a la hoja. Era una insistencia tal que llegaba el momento en que uno, de niño, dudaba en continuar por lo que fuera a aparecer.

En la penúltima hoja, Archibaldo hacía la última súplica de no pasar al final del libro con la advertencia del monstruo, y cuál era la sorpresa que él era quien estaba en la última parte. En pocas palabras, él era el monstruo al final del libro, una falsa alarma.

El re-cuento

Hace unos días, el gobierno de la ciudad, la Comisión Nacional del Agua y los medios de comunicación lanzaron y difundieron el aviso: no habría ni gota de agua durante la Semana Santa por mantenimiento al Sistema Cutzamala, que en parte abastece al Distrito Federal del vital líquido.

Los focos rojos eran permanentes: no habría agua ni para acordarse, nada nos salvaría de tan fatales días. Para ello habían dispuesto pipas, habían hecho listas enteras de las 400 colonias que se verían afectadas al 100% en las 16 colonias de la capital del país, etc… etc…

Puro cuento!!

Oh, no: nuestra colonia, Pedregal de Carrasco, formaba parte del listado de zonas que se vería afectado. Eso no había sucedido en los cortes anteriores, pero ahora que el Apocalipsis parecía anunciarse optamos por tomar algunas medidas:

Apartamos agua en dos grandes cubetas con tapa, pusimos varias lavadoras (por aquello de los colores y los tejidos distintos), alistamos platos, vasos y cubiertos desechables y decidimos darnos un baño adicional la noche del miércoles por si al día siguiente no había agua (eso sin contar con la gran ventaja que afortunadamente tenemos: si suspendían el suministro podíamos ir al club).

Los días pasaban, las horas transcurrían irremediablemente, (como las páginas del libro de Archibaldo), y finalmente llegamos a los días críticos de Semana Santa. Jueves por la mañana, me aproximé temerosa al grifo del lavabo, lo abrí poco a poco y el agua brotó sin problemas, fiu!! Nos bañamos, desayunamos y para lavar los trastes nuevamente la apertura paulatina de la llave, y nuevamente había agua!!

Así transcurrieron todos los momentos que tuvimos necesidad de utilizar la instalación hídrica de la casa, y gracias a Dios en cada uno de ellos hubo agua a raudales. Pero, ¿a qué nos lleva esto? A afirmar que la tan anunciada suspensión fue tan falsa como el monstruo al final del libro de Archibaldo. No dudo que delegaciones como Iztapalapa sí hayan padecido el recorte de agua, pero definitivamente entre el apartado y medidas adicionales como ‘bañarse doble’ seguro se utilizó una cantidad de agua mucho mayor de la que esas mismas personas hubieran (o mejor dicho, hubiéramos) empleado habitualmente.

miércoles, 8 de abril de 2009

Cuando ‘el que se adorna sale raspado’

Seguro les ha pasado: están en una plática y el interlocutor, por hacerse cultillo, pretende utilizar frases, términos o palabras que le den un aire interesante. Pero en realidad, el resultado es de pena ajena porque el término no sólo resulta inapropiado, sino completamente erróneo. Es decir, por quererse adornar, la persona resulta raspada.

Por ejemplo, en la oficina, una persona quería dar a entender que no estaba bien hacer distinciones entre las personas que conforman un equipo de trabajo. Para ello, dijo de manera muy digna: ‘yo le dije al Director General que eso es muy demigrante para el personal’.

¿¿¿¿¿¿¿??????? La primera vez que lo dijo no entendí, pero bastó una segunda mención para que me cayera el veinte: estaba haciendo referencia a ‘denigrar’, así que el sustantivo que quiso utilizar era ‘denigrante’, con N de ‘No te pases’. Y peor porque se precia de contar con estudios universitarios…

Pero otro fulano de la misma oficina de plano se lleva el premio al ‘pobre diablo’: el muy tipo osó utilizar el término ‘costarriqueño’ como gentilicio de Costa Rica, ¡y se atreve a decir que tiene un posgrado!

En otra ocasión, hablando de negocios, el mismo individuo tuvo el descaro de afirmar ‘Es que con la construcción de los puentes, esos previos aumentaron su valor’. ¿¿¿¿¿¿¿??????? Así como lo oyen… Pero lo que quiso decir no fue ‘anterior a’, sino ‘predio’, o sea, un terreno cualquiera.

Y no conforme con meter la pata como excepción sino declarando su gusto por vivir en la ignorancia, el mismo tipo, creyéndose ‘de mundo’, citó un estudio de mercado donde, según él, se hablaba de la relación precio-calidad, o algo por el estilo. La cosa es que dijo: ‘Comparaban el vodka Appleton con otro, de esos famosos…’. Zaz: en primer lugar, Appleton no es un vodka, sino un ron, y si de plano no conoce una marca de vodka con la cual comparar, verdaderamente debería abstenerse de hacer el papelazo.

Hubo otro célebre raspón con aquello de las versiones singular-plural de una palabra. Cierto día, otro personaje dijo enfáticamente: ‘Ahí puedes poner tu teni’. ¿¿¿¿¿¿¿??????? Qué tal, presenciando el momento exacto en que se creaba un nuevo singular para ‘tenis’, o sea el par de cacles que usamos para hacer ejercicio!!

Y como esas hay para idiomas, arte (aunque en este rubro hay que ser bastante nerdillos para sorprender a alguien en la incultura), geografía, noticias de actualidad, cultura general, historia, gobierno y un larguíiiiisimo etcétera.

Por eso tengan mucho cuidado, no olviden que ‘el que se adorna, sale raspado,’ jaja.

viernes, 3 de abril de 2009

‘Apagones’ por el planeta

¿Cómo vieron ‘La hora por el planeta’, ustedes apagaron la luz? Nosotros sí. El sábado pasado, entre 20.30 y 21.30 hrs., dejamos de utilizar energía eléctrica para sumarnos a la iniciativa que la organización World Wildlife Fund (WWF por sus siglas en inglés) instó a aplicar a escala global.

Se habló de apagar las luces en casas, edificios públicos y monumentos. De esta manera, sitios emblemáticos como la Ópera de Sidney, las Torres Petronas de Malasia, el Coliseo romano, la Torre Eiffel, las pirámides de Gizah en Egipto y nuestro mexicanísimo Ángel de la Independencia dieron el espaldarazo a la continuidad de la vida en la Tierra.

Pero, ¿qué es el calentamiento global, por qué nos tiene que preocupar? Mucho se habla de él pero poco se difunde la importancia de tomar medidas para controlar la temperatura del planeta. A continuación un breviario ambiental:

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático define éste como una modificación en el clima directa o indirectamente provocada por la actividad humana, la cual altera la composición de la atmósfera mundial.

Esa actividad humana, principalmente desde la revolución industrial (1750), ha provocado un aumento considerable en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), especialmente por el uso intensivo de combustibles fósiles (es decir, el petróleo y sus derivados que se emplean en el funcionamiento de máquinas, medios de transporte, elaboración de materiales, etc…).

Los GEI son dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6), que en conjunto provocan un aumento en la temperatura atmosférica del planeta.

Si las emisiones de GEI continúan en ascenso y, con ello, el calentamiento global se agudiza, la tendencia de deshielo en los polos continuará. Con ello aumentará el nivel del mar y habrá cambios en la salinidad, provocando la inundación de algunas zonas de la tierra y la extinción de especies marinas.

Asimismo, la temporada de lluvias será más prolongada e intensa, lo mismo que los huracanes y las ondas de calor. Con esto vendrán sequías que generarán una disminución de áreas cultivables, el deterioro de ciertos ecosistemas y la irremediable extinción de numerosas especies terrestres. Y naturalmente se registrará una calidad de aire deficiente, afectando la salud de las personas.

Instrumentos jurídicos internacionales como el Protocolo de Kioto pretenden que las emisiones de GEI vuelvan a niveles de 1990 para evitar que siga subiendo la temperatura global. El llamado principal va para los países desarrollados, quienes tienen buena parte de culpa en todo esto por su acelerado proceso de conversión industrial. Por ello se les quiere comprometer a que reduzcan sus emisiones y que compartan nuevas ‘tecnologías limpias’ con los países en vías de desarrollo.

Sin embargo, ya sean unos países u otros, falta voluntad real para que gobierno, sector productivo y sociedad civil actúen a favor de la Tierra. Ahí radica la importancia de los ‘apagones’ como el del sábado pasado: se quiere demostrar que es posible la acción conjunta y que es urgente tomar el problema con seriedad, no sólo como parte del discurso.

Ahora sabemos porqué el calor está tan fuerte, el invierno ya no es tan frío y la temporada de lluvias ‘ya no tiene hechura’. También nos queda claro porqué se recomienda usar lo menos posible el automóvil, los platos desechables, la secadora de ropa, el unicel, las bolsas de plástico y los aerosoles, por mencionar los más comunes; porque si sigue aumentando la temperatura, nosotros y las generaciones por venir pagaremos las consecuencias.