miércoles, 19 de diciembre de 2007

Buenos deseos 2008

Las vacaciones están por llegar y con ellas fechas tan entrañables como la Navidad, el Año Nuevo y el Día de Reyes. Es época de dar gracias a Dios por todas las bendiciones, de ver a nuestros seres queridos, comer de lo lindo, consentimos con algunos regalillos, disfrutar de las luces de colores e inevitablemente reflexionar sobre el año que está por terminar y ver en perspectiva el que está por venir.

Nuestro 2007 ya tiene listas sus maletas y el 2008 casi toca a la puerta; momento idóneo para formular nuestros deseos para los próximos 12 meses. Hablo de deseos y no de propósitos porque para muchas personas estos llegan a tener una connotación forzada, obligatoria, que en lugar de hacerse con gusto se vuelve castigo auto impuesto.

Lo mejor es pedir deseos y armarse de fuerza de voluntad para hacerlos realidad en la medida que estén al alcance de nuestro arbitrio, siempre planteando cosas realistas y teniendo mucha fe en que este año será aun mejor que el anterior.

Pero por ahora, dejemos la seriedad para otra ocasión y pasemos a lo que podrían ser algunos deseos de lo que no queremos para el próximo año y que no necesariamente podemos modificar en lo individual. Si se les ocurren otros, no duden en darlos a conocer!!

1. No queremos saber más del ex presidente Fox y su familia. Práctica priísta o no, por favor ya quítenle el reflector y ciérrenle el pico.

2. No más noticias de la familia Beckham, Britney Spears, Lindsay Lohan, ni otros pseudo artistas de petatiux. Sus vidas, descaros y trivialidades nos tienen absolutamente sin cuidado.

3. No queremos saber de las derrotas de la Selección Nacional de futbol contra países considerados de bajo perfil. Su mediocridad no debe ser digna de quitarnos el tiempo.

4. No más notas sobre Irak. Ante el empecinamiento estadounidense, que se vuelva a tocar el tema hasta la nueva administración de ese país americano.

5. No queremos saber de los productos mágicos 100% inútiles que anuncian en televisión a toda hora en todos los canales, ya sean por cable o por televisión abierta. Basta de engañar a los consumidores.

6. No más contrataciones millonarias para deportistas que sólo dan de qué hablar por su vida privada y no por su desempeño. Son una grosería para la gente que vive con un dólar al día (1,500 millones de personas alrededor del mundo, para ser exactos). Lo mismo para la clase política mexicana y sus sospechosas fortunas.

7. No queremos cifras que nos digan que el petróleo se está terminando, que hay muchos pobres en el país, que el nivel educativo es ínfimo y que el desempleo persiste. Acción, señores, queremos acción!!

8. No queremos denuncias de la existencia de ambulantes cuando empresas como Coca Cola hasta refrigeradores les proporciona, o la publicación de anuncios donde se promueve el pago por la electricidad cuando cientos de miles la roban vía ‘diablitos’ a la vista de todos. No más doble moral en el usufructo público y en el marco legal.

9. No queremos saber más del ‘gober precioso’ hasta que anuncien su dimisión del cargo. Lo mismo para algunos miembros del gabinete federal (bueno, de por sí no se habla de ellos, ni siquiera se les conoce).

10. No más anuncios espectaculares, marchas, zonas que se inundan, baches, plantones, goteras ni caos en la ciudad. Queremos calidad de vida.

11. No queremos más impuestos o cobros arbitrarios tipo tenencia, verificaciones vehiculares o aumentos a la gasolina. Legisladores, desquiten sus dietas y propongan medidas que no vayan a la yugular de los cautivos.

Pero como afirmaran categóricamente en la película Miss Simpatía, lo que sí queremos es ‘la paz mundial’ y lo mejor de lo mejor, que es lo que les deseo a todos y cada uno de ustedes. ¡¡¡¡Que tengan un excelente 2008!!!! Como dijeran antaño, ‘salud y pesetas', jaja!!!!

viernes, 14 de diciembre de 2007

Celebrando a García Márquez

No podía pasar este 2007 sin leer a García Márquez, justo cuando se cumplen 25 años de haber sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura y 40 de la publicación de Cien años de soledad.
Por ahí de marzo leí El otoño del patriarca, un excelente texto que retrata la vida de un dictador caribeño, bananero, escrito de manera original prácticamente sin signos de puntuación y cuya redacción fluye como el mar que ve el protagonista desde su casa-fortaleza, hasta que lo entrega a los gringos como abono de la deuda externa.

Qué imágenes, qué manejo del lenguaje, qué forma de crear una personaje. A partir de ese libro comprendí la relación que guarda el escritor con el cubano Fidel Castro, por quien seguramente a veces siente pena, mucha pena (y el paralelismo puede extenderse a nuestros días, pues al igual que en el libro, nadie sabe si el general continúa o no con vida, pero todos le siguen rindiendo un culto extremo).

El general, un personaje de edad ignota y una psicología profunda, única, decreta la canonización de su madre y consigue un ‘doble’ para que lo suplante mientras él se dedica a otros asuntos.

En cierto momento, el general presencia lo que sería su propio velorio, su propia muerte. Haciendo gala de un cinismo sin par, el personaje compadece al pueblo y se pregunta ¿qué haría la gente cuando él muriera, qué harían sin su guía, qué haría el ‘pobre país’ sin la dictadura? (Y seguramente es el exceso al que llega la mente de todo dictador, en una combinación entre el mesianismo y la autocomplacencia).

Y cómo conformarse con una sola obra para este 2007 cuando el libro a conmemorar es Cien años de soledad, el cual terminé esta semana. Todos lo hemos leído alguna vez, pero con el tiempo, por el mero gusto de reencontrarlo, deja en el lector un sabor de boca que sólo un buen texto puede dejar. Es simplemente magnífico, un relato tan singular como la cosmogonía y la cotidianidad propias de un individuo o una colectividad, aderezadas de sus ritos y mitos, creencias y prácticas, pero transportada a la maestría de las letras de García Márquez.

En Macondo, lugar donde se desarrolla la historia de la familia Buendía, se mezclan lo primitivo – sin necesidad de un cementerio, propiedad privada, policía o sociedad –, lo contemporáneo – el abuso de un cargo público y la lucha política entre liberales y conservadores con sus respectivas guerras inútiles – y algo tan atemporal como es el surrealismo de este continente, en paralelo al misticismo de los Buendía, con quienes todo puede suceder de la manera más inverosímil.

Desde un sobresaltado tradicionalismo local hasta un gusto por lo desconocido que no raya en la ignorancia sino en la ingenuidad más fantástica. Cómo dejar pasar la lluvia de diminutas flores ante la muerte de José Arcadio, primerísimo pilar de su estirpe; o el olor a pólvora que se adhirió al cadáver de su hijo asesinado, al grado que la tierra lo transpiraba ya en el camposanto; o la enfermedad del insomnio que llevó a la gente a poner etiquetas con conceptos a cada cosa que existía para no olvidar qué era y para qué servía.

Qué libro, qué locura de libro, qué realismo mágico tan propio, tan nuestro, tan suyo. No en vano, Gabo es uno de los grandes de las letras universales.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Las mujeres al poder: dos facetas

En todo el mundo, el discurso del ‘empoderamiento femenino’ está en boga. Con ese término – que en lo particular me parece una ridiculez por lo que en la práctica se puede constatar – se hace referencia al posicionamiento de las mujeres en círculos laborales, económicos y sociales.

La política no es la excepción y es donde más patente resulta esa escalada femenina. El último ejemplo es el de las elecciones argentinas, en las cuales resultó ganadora la candidata Cristina Fernández, que toma posesión el próximo 10 de diciembre. Si vemos su curriculum, nos daremos cuenta que es abogada, que milita en el Partido Justicialista y que ha estado en la política desde hace varios años. Es decir, ha recorrido un trecho para llegar hasta ahí.

Sin embargo, existe un dato que, a mi juicio, elimina buena parte del mérito: es esposa del mandatario saliente del mismo país, Néstor Kirchner. ¿Porqué lanzarse por la presidencia en ese momento, porqué utilizar toda la maquinaria estatal argentina para posicionarse en las preferencias del electorado, porqué no esperar a que pasaran algunos años para soñar de nuevo con la Casa Rosada, porqué aprovecharse del apellido, porqué el discurso de las mujeres para ganar adeptos, porqué dar pie al ‘kirchnerismo’, porqué imponerse como se impuso?

Hay que saber cuándo es el tiempo para hacer las cosas, mas eso no significa ‘aprovecharse de la coyuntura’, sino saber llegar con una trayectoria propia, sin ‘empujoncitos’ de ninguna índole. Ahí tenemos, en contraposición, el caso de Hillary Clinton. Durante la presidencia de su esposo, ella supo continuar con sus propias actividades al tiempo que desempeñó decorosamente el papel de Primera Dama.

De eso hace ya 6 años, tiempo en el cual la también senadora demócrata ha sabido moverse en el espectro político de su país sumando apoyos a su causa, recaudando fondos y haciéndose de una imagen propia, sin importar el peso del apellido y el hecho de que William Clinton fue un presidente que supo dar rumbo a la nación estadounidense. Eso hace la abismal diferencia.

Las mujeres que lleguen a ocupar cargos de alto nivel deben ser aquellas comprometidas con las causas, íntegras, no un puñado de féminas resentidas con la vida, aquellas que con el poder pretenden desquitarse con el mundo por sus propios complejos, sus propias inseguridades, porque a pesar del puesto siempre se sentirán inferiores y actuarán en consecuencia.

Como un consejo, yo diría a las mujeres que no se mimeticen con lo que tanto les molestó del sistema masculino, sino que aporten a éste su lado femenino para transformarlo, esas cualidades que socialmente se reconocen en todas las mujeres: un gran sentido de la responsabilidad, trabajo comprometido y una buena dosis de creatividad.